Anyelo Feliz y ese batazo que quedó en la historia
Este domingo, en un estadio lleno de emoción, República Dominicana volvió a escribir una página grande en la Serie del Caribe Kids. Un jonrón de Anyelo Feliz, cargado de fe y fuerza, puso fin a un juego que mantuvo a todos al borde de sus asientos.
Con un corredor en base y la presión a tope, Kelvin Reyes abrió la puerta con un doble y en seguida, Feliz tomó el bate y la pelota voló por todo el jardín central. Fue un batazo pequeño en distancia, pero gigante en significado. El público explotó, los jóvenes jugadores se abrazaron y la alegría dominicana estalló en La Guaira.
Después del juego, Feliz compartió con humildad y emoción: “Sentí que Dios me bendijo en ese momento, yo sabía que la pelota iba a salir.”
Un duelo de nervios y talento
La final fue un partido de detalles, donde cada lanzamiento y cada jugada contaba. Los lanzadores dominaron el juego y apenas dejaron espacios para que las carreras entraran.
Venezuela marcó primero con una jugada inteligente, pero Dominicana mantuvo la calma. Con paciencia y concentración, esperaron su momento. Eliezer Veras, desde el montículo, sostuvo el equipo con una gran apertura y el relevo supo cerrar el juego con firmeza.
Fue un triunfo que se construyó con disciplina, talento y la fuerza de un equipo que creyó hasta el último out.
Más que un trofeo, un futuro brillante
Este campeonato no es solo un trofeo para estos chicos, es la prueba de que el béisbol dominicano sigue formando estrellas que algún día brillarán en grande.
Llegaron invictos, pasaron con autoridad por cada rival y en semifinales dejaron claro su poder con una goleada histórica.
Por primera vez, estos jóvenes recibieron anillos oficiales, un símbolo que reconoce todo su esfuerzo y dedicación.
Entre grandes talentos del torneo, Anyelo Feliz fue el faro que iluminó el camino, dejando una huella imborrable.