Un triunfo que debía celebrarse con orgullo terminó con un sabor amargo. La pelea Dominicana-Argentina se robó el foco tras el apretado 84-83 a favor del conjunto quisqueyano en la AmeriCup, celebrada en el polideportivo Alexis Argüello, en Managua.
El partido fue un pulso intenso, de esos que encienden pasiones. Dominicana cerró con la frente en alto tras vencer a uno de los gigantes de la región. Pero, apenas sonó la chicharra, la tensión estalló.
Alegatos de palabras ofensivas encendieron la chispa. Los empujones y los gestos fueron escalando hasta convertirse en una gresca que se extendió a varios jugadores. David Jones tuvo que ser contenido por sus propios compañeros, mientras otros intentaban calmar los ánimos.
El entrenador argentino Pablo Prigioni también quedó en la polémica. En un video difundido en redes se le escucha llamar “gordo” a Vargas, una frase que levantó aún más la temperatura del debate digital.
Las redes sociales hicieron lo suyo: clips de la pelea se viralizaron en minutos, abriendo un nuevo capítulo en la rivalidad deportiva entre Dominicana y Argentina.
Más allá del triunfo, la pelea Dominicana-Argentina deja una reflexión: el talento y la pasión son las banderas que deben brillar en la cancha, nunca la violencia.