Speedway Classic, dos palabras que ya hacen historia en el béisbol de Grandes Ligas. Aunque la lluvia impidió que se jugara el primer duelo completo en el mítico Bristol Motor Speedway, lo vivido este sábado fue mucho más que un juego. Fue una fusión de pasiones: béisbol y automovilismo.
Todo estaba listo para una jornada inolvidable entre los Rojos de Cincinnati y los Bravos de Atlanta. Las gradas vibraban, los motores rugían en espíritu, y el ambiente tenía ese aroma único de evento especial. Tras una ceremonia inaugural impecable, el cielo se abrió y el aguacero obligó a suspender el encuentro con apenas un out en la parte baja del primer inning. El juego se reanudará este domingo a la 1:00 p.m. ET por FOX.
Pero, aunque no hubo juego completo, el Speedway Classic nos regaló momentos para el recuerdo. Andrew Abbott, abridor estelar de los Rojos, sorprendió al llegar al terreno con un traje original de Rusty Wallace, leyenda de NASCAR. Y no fue el único. El receptor Tyler Stephenson lució un equipo inspirado en la película Talladega Nights, mientras José Trevino calzaba unos spikes que evocaban a Lightning McQueen, personaje icónico de Pixar.
Béisbol con 100 millas por hora y estilo de Hollywood
Chase Burns, joven promesa de Cincinnati, se robó la atención al lanzar rectas de 100 mph y ponchar a Austin Riley en el primer episodio. Elly De La Cruz y compañía lograron una carrera temprana que puso en ventaja a los Rojos antes de que la lluvia hiciera su entrada triunfal.
Sin importar la pausa forzada, el público vivió una experiencia única. Porque si algo quedó claro este sábado en Tennessee, es que el Speedway Classic es mucho más que un partido: es una celebración del deporte, de la creatividad y del alma competitiva que une al béisbol con la velocidad.