Opiniones

52 años del horrendo crimen de los dirigentes del club Héctor J. Díaz

Hace más de medio siglo, la República Dominicana fue testigo de uno de los crímenes más horribles y estremecedores de su historia. En 1971, Radhamés Peláez Tejeda, Rubén Darío Sandoval, Víctor Fernando Checo, Reyes Florentino Santana y Gerardo Bautista Gómez, jóvenes dirigentes del club Héctor J. Díaz en el barrio 27 de Febrero, fueron brutalmente asesinados. Sus cuerpos mostraban signos de violencia y perversión, y sus cadáveres aparecieron en diferentes puntos, desde Quita Sueño hasta la autopista Las Américas. Este atroz crimen conmocionó a la sociedad dominicana en su máxima expresión.

Cuando la prensa buscó respuestas en el entonces presidente de la República, el doctor Joaquín Balaguer, su respuesta fue lacónica y evasiva: “No tengo comentarios… eso es producto de fuerzas incontrolables”. Esta respuesta, en lugar de brindar consuelo y confianza a la ciudadanía, dejó un amargo sabor de impunidad y desasosiego. La sociedad se encontraba en la búsqueda de justicia, pero parecía estar enfrentando fuerzas misteriosas e incontrolables que operaban en las sombras.

El 9 de octubre se convirtió en el “Día Nacional de los Clubes Deportivos y Culturales”, un día destinado a recordar y honrar la memoria de estos valientes jóvenes dirigentes, víctimas de la violencia despiadada. Esta fecha fue instituida por el presidente Salvador Jorge Blanco en 1984, como un testimonio eterno de repudio a este vil asesinato. No podemos dejar que este día pase desapercibido, ni que sus conmemoraciones se conviertan en simples formalidades. Es un recordatorio de la importancia de los clubes deportivos y culturales en nuestra sociedad.

Los clubes, como el Héctor J. Díaz y el Mauricio Báez, han sido y siguen siendo un pulmón vital para nuestra sociedad. Fueron espacios donde la juventud podía canalizar su energía en actividades deportivas y culturales, alejándose de las tentaciones negativas que acechan en nuestras calles. Estos clubes han sido lugares de encuentro, aprendizaje y desarrollo personal para miles de jóvenes dominicanos a lo largo de los años. No podemos permitir que su legado se desvanezca.

El horrendo crimen de los dirigentes del club Héctor J. Díaz, hace 52 años, nos recuerda la importancia de mantener viva la lucha por la cultura y el deporte en nuestra sociedad. Debemos trabajar juntos para preservar y fortalecer los clubes deportivos y culturales, garantizando que continúen siendo refugios seguros y constructivos para las nuevas generaciones. Como sociedad, no podemos olvidar esta triste página de nuestra historia, porque, como dice la sentencia popular, “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. No permitamos que se repitan los horrores del pasado y honremos la memoria de aquellos que perdieron la vida en busca de un futuro mejor para todos.

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