La corrupción en la administración pública es un crimen. Así lo define el semanario católico Camino, en su editorial de esta semana, donde denuncia que el despilfarro de los recursos del Estado roba a los más pobres la posibilidad de vivir con la dignidad con la que fueron creados.
Una herida que no cicatriza
El texto señala que, a través de los años, los gobiernos han hecho promesas para enfrentar este cáncer social, pero las medidas han fallado y el mal sigue intacto. La falta de consecuencias para quienes desfalcan fondos públicos ha permitido que estas prácticas se perpetúen sin freno.
El semanario recuerda que actualmente pesan denuncias de malversación en algunas dependencias estatales. Casos que, según reclama, deben ser investigados a fondo y castigados sin importar nombres ni colores políticos.
Justicia pendiente
Para Camino, el verdadero desafío es que la justicia actúe sin favoritismos. Los apellidos influyentes o la militancia partidaria no deberían ser escudos para quienes traicionan la confianza del pueblo.
La corrupción en la administración pública, advierte el editorial, no solo frena el desarrollo y alimenta la pobreza, también erosiona la democracia al traicionar los principios de la moral y de la justicia social.
Un llamado que busca despertar conciencia en un país cansado de escuchar las mismas promesas, mientras el daño continúa.