Rafael Demesa / Expresión Libre
JUSTAMENTE cuando se efectuaba el VELATORIO de TELO el jueves 28 de septiembre y conociendo la triste noticia de su fallecimiento la noche anterior, miércoles 27, recuerdo que envié de inmediato dos mensajes, uno a Roberto y otro a Yolanda, convencido de que al otro día (jueves 28) iba a ver a los demás muchachos y a Doña Antonia, me puse a planchar una camisa blanca, limpié los zapatos y me preparé mentalmente para que, cuando saliera de expresión libre dirigirme a Pedregal, nunca las cosas salen como se planifican, más cuando sobran la intención y la voluntad de cumplir. ¿Qué ocurrió? ¿Qué pasó que no pude llegar al lugar donde yacía el cuerpo de un hombre de la estirpe y dimensión de Telo?
Una inesperada situación de salud, que aunque momentánea, me hizo quedar de manera indefectible en la casa durante dos días consecutivos. Qué dolor para mí, no poder estar al lado del Padre de tantos amigos que tenemos en la familia Espinal-Martínez, no poder darle el abrazo a Doña Antonia como lo requería el momento. Pero peor aún, Digna se encontraba en Estados Unidos, allá estaba con doble preocupación, la primera por no poder estar presente en un momento de tanto dolor para una familia que nos ha demostrado una verdadera AMISTAD, y segundo, porque aunque yo estaba en SAJOMA, tampoco podía asistir al funeral de un amigo que supo apreciarnos y distinguirnos en cualquier escenario, que simpatizaba por nosotros, que siempre nos demostró un afecto muy especial, cariño que permitió que toda su familia siempre nos haya dispensado un trato preferencial.
Hace 9 días Telo se nos apartó de la vida terrenal, su vida biológica terminó, pero sí, dejándonos un legado que nos conducirá a recordarlo siempre, especialmente por todos aquellos hombres y mujeres que siempre vimos en todo el trayecto de su fructífera vida a un hombre con una profunda vocación de servicio, que como religioso actuó por convicción, que predicó sobre la base de la igualdad, la justicia y la libertad, tres ejes que son pilares en la vida de todo buen Cristiano, es como decir, TELO fue sustantivo, pero también fue verbo, fue un hombre de acción y de grandes iniciativas, ahí está Pedregal, comunidad que hoy, aunque lamenta profundamente su partida, queda con las grandes cosechas de quien supo sembrar en tierra fértil para que sus habitantes mejoraran su calidad de vida, una comunidad progresista por la que se entregó por completo en cuerpo y alma, integrando además a su familia a todo su proceso de avance y progreso que hoy puede exhibirnos a todos.
TELO, no es necesario hacer aquí una apología de su persona, mucho menos enumerar cada uno de los proyectos de Pedregal en los que no solo estuvieron sus brillantes ideas e iniciativas, también su acción, mediante su entrega al trabajo. Siempre se me hizo difícil decirle DON TELO como todo el mundo, siempre le dije TELO, porque creía que así era mejor para sentirme más en confianza y aprender de su gran sapiencia natural de que era poseedor, por eso han podido observar que el Don no aparece por ninguna parte en este escrito.
Partiendo de la realidad, TELO ya no está, su ausencia se hace notoria, sin embargo, cada vez que estemos cerca de su familia, cada vez que pasemos o entremos a la Iglesia de Pedregal, cuando miremos el local de Cocodesi o cuando se hable de su acueducto, cuando nuestros ojos para recrearse miren hacia el Club Cultural y Deportivo de la comunidad, cuando nos encontremos en la Cancha, en la Escuela y donde quiera que haya una reunión comunitaria, ahí estará presente el nombre de TELO, quien entra a formar parte de la legión de esos hombres, que en los pueblos y comunidades no se repiten con tanta frecuencia. Así podemos mencionar en Mata Grande y Loma Prieta a Pedro Gutiérrez, en Yerba Buena a Tobías Checo, Valentín Castillo, Quique Abreu y Firo Payamps en Los Montones y Telo Espinal en Pedregal, hombres cuya grandeza quedó representada por su fe inquebrantable, por su alta vocación de servicio y por el principal valor del ser humano, la honestidad. Porque se lo ganó en su paso por esta vida terrenal, porque su vida la vivió predicando con el ejemplo, TELO, usted merece estar en el lugar reservado solo para los justos, paz siempre a su alma, buen amigo y ejemplar ciudadano.