Una sentencia que aterriza la verdad
Después de años de disputas legales, promesas incumplidas y una inversión que nunca despegó, el Aeropuerto de Bávaro ha sido oficialmente descartado por el Tribunal Constitucional. Con su reciente sentencia TC/0496/25, la alta corte dominicana ratificó de forma definitiva los fallos anteriores de la Suprema Corte de Justicia, enterrando toda posibilidad de construir esa terminal aérea en suelo turístico.
Se acabó la novela. El sueño —para algunos— y el negocio —para otros— de levantar una nueva pista internacional sin los requisitos legales adecuados, fue desestimado por la justicia, que puso el foco en algo más profundo: el respeto a la ley.
Sin licitación, sin sustento… sin futuro
El Tribunal no solo rechazó el recurso presentado por el Grupo Abrisa y el consorcio AIB; también reconstruyó el caso con detalles que confirman lo que muchos ya sospechaban: que el proyecto del Aeropuerto de Bávaro nació con vicios de origen.
La sentencia identificó errores graves:
-
El proyecto fue presentado a un órgano sin competencia legal para evaluarlo.
-
Se emitió un decreto presidencial que otorgaba la obra sin licitación previa.
-
No se hizo concurso público, como exige la ley para obras de uso público.
El mensaje del Tribunal fue claro: ningún megaproyecto puede hacerse al margen de la legalidad, por más grande que sea la inversión prometida.
Un fallo que fortalece la institucionalidad
El consorcio AIB alegó violaciones a su derecho de defensa y a un juicio imparcial. Pero el TC fue categórico: no recusaron a los jueces a tiempo, no pidieron audiencia pública y no lograron demostrar daño real a su proceso.
En su lugar, lo que quedó al descubierto fue una estrategia legal poco sólida, y un proceso de aprobación lleno de atajos y decisiones fuera de lugar.
Este fallo, más allá de cerrar una batalla judicial, envía una señal importante: las infraestructuras críticas del país deben planificarse con transparencia, institucionalidad y bajo las reglas que garantizan el interés colectivo.
Hoy, el Aeropuerto de Bávaro es ya parte del pasado. No como pista de aterrizaje, sino como advertencia.