Irán lanzó más de 300 misiles y drones hacia Israel en la noche del sábado al domingo, siendo la mayoría interceptados por el sistema Cúpula de Hierro y aviones británicos y estadounidenses. Israel, que convocó un gabinete de guerra, evaluó la situación tras el ataque, mientras Estados Unidos trasladaba aviones y barcos para defender a Israel.
Las Fuerzas de Defensa de Israel informaron que el 99% de los ataques fueron interceptados, aunque hay reportes de heridos, incluida una niña de 9 años en estado grave. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunió con ministros para evaluar la situación y discutir posibles respuestas, pero hasta el momento no se ha tomado ninguna decisión oficial.
Por otro lado, Estados Unidos expresó su deseo de evitar una escalada del conflicto, aunque afirmó su apoyo a la seguridad de Israel. El presidente Joe Biden comunicó a Netanyahu que no respaldaría un contraataque israelí contra Irán, pero reforzó la defensa de Israel desplegando aviones y destructores en la región.
Irán, por su parte, consideró el ataque como una respuesta justificada al asalto contra su consulado en Damasco y advirtió a Israel sobre represalias futuras. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá para abordar la situación, mientras que líderes internacionales expresan preocupación y hacen llamados a la moderación para evitar una mayor desestabilización en la región.