Miles de fieles católicos en la República Dominicana se congregaron ayer en numerosos templos, incluida la Basílica de Higüey en el este del país, hogar de la imagen principal de la Virgen de la Altagracia. Esta veneración a la «madre espiritual y protectora» del país atrajo a una multitud que se congregó desde el pasado viernes en la amplia explanada y jardines de la Basílica, aumentando significativamente el sábado y alcanzando su punto máximo el 21 de enero con los eventos centrales en honor a esta advocación de la madre de Jesucristo.
Los devotos, provenientes de todos los rincones del país, cumplían «promesas a la virgen», buscando bendiciones para la salud de sus seres queridos, mejoras económicas o la realización de milagros. En ocasiones, algunos fieles llegan al templo de rodillas como parte de sus actos de fe.
En este contexto, el presidente dominicano, Luis Abinader, acompañado por la vicepresidenta Raquel Peña y la primera dama Raquel Arbaje, visitó la Basílica de Higüey, siendo recibido con aplausos. Mientras tanto, el nuncio apostólico en República Dominicana, Piergiorgio Bertoldi, presidió la eucaristía, recordando las palabras recientes del papa Francisco sobre la importancia de la oración.
En un mensaje paralelo, el arzobispo de Santo Domingo, Francisco Osoria, instó a los ciudadanos a no elegir candidatos señalados por corrupción o delitos en las próximas elecciones municipales, congresuales y presidenciales. Hizo un llamado a la oración antes de tomar decisiones electorales, destacando la importancia de elegir líderes que busquen el bien común.
La jornada también incluyó la tradicional procesión de la imagen de la Virgen de la Altagracia en Santo Domingo, con la participación de miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional. Esta procesión recorrió las calles de la ciudad colonial, donde se encuentran las primeras edificaciones europeas de América.
Los historiadores sostienen que la primera imagen de la Virgen de la Altagracia llegó a la isla de Santo Domingo en el tercer viaje de Cristóbal Colón, representando a la madre de Jesús mirando al recién nacido con el padre José detrás de ellos.
Con Información de Agencia EFE