Los dominicanos brillan. Lo hicieron con el bate, con el guante y hasta desde el montículo. La jornada del lunes en las Grandes Ligas fue una vitrina del talento quisqueyano, con nombres que no dejan de dejar huella, juego tras juego.
En la victoria de los Dodgers 7-4 ante los Marlins, Teoscar Hernández fue puro rendimiento: se fue perfecto de 2-2, conectando un doble y remolcando una carrera. Está encendido, enfocado, siendo ese bate que siempre responde.
Pero del otro lado, los Marlins también tuvieron sabor dominicano. Jesús Sánchez pegó dos imparables y pisó el plato una vez, mientras que Agustín Ramírez, con apenas cuatro cuadrangulares en su cuenta, sacó uno de tres carreras que estremeció el parque. Este muchacho viene con hambre, con fuerza y con futuro.
En Kansas City, Carlos Estévez dijo “tranquilos, yo cierro esto”. El derecho aseguró la victoria 3-0 de los Reales ante los Medias Blancas con su décimo salvamento del año, lanzando una entrada con apenas un hit. Seguridad total. Un cerrador que no tiembla.
En San Diego, Manny Machado volvió a ponerse la capa. Con un doble impulsó dos carreras decisivas en el triunfo 4-3 sobre los Yankees. Cuando Machado aparece, los Padres respiran.
No todo fueron victorias, pero el talento dominicano se sintió. Aunque los Piratas cayeron, Oníel Cruz y Enmanuel Valdez conectaron dos hits cada uno. Ambos siguen siendo piezas claves en medio de temporadas complicadas.
Juan Soto, ahora con los Mets, también dejó su huella. Con un hit y dos boletos, se mantuvo firme en las bases, siendo ese jugador inteligente que marca diferencia en cada turno.
Por Arizona, Ketel Marte y Geraldo Perdomo aportaron un imparable cada uno, aunque no fue suficiente para evitar la derrota. Lo mismo ocurrió con los Astros, donde Jeremy Peña y Yainer Díaz también sumaron de uno en uno en la columna de hits.
Y cerramos con Santiago Espinal, que también conectó de hit en la caída de Cincinnati. No se detienen, no se esconden. Los dominicanos brillan, cada día, en cada estadio.