En el juego, fue golpeado en la cara y de forma muy aparatosa, Jorge Alfaro, jugador refuerzo de los Tigres, por el pitcher aguilucho Gerson Garabito.
Por Fanklin Fernández Díaz
La jornada de este domingo en el beisbol profesional dominicano, nos regaló un enfrentamiento más entre los acérrimos rivales, Águilas Cibaeñas y Tigres del Licey, esta vez en Santo Domingo; El sábado, el Licey había vencido a las Águilas en Santiago. Este encuentro estuvo matizado por todo tipo de emociones, algo típico cuando se enfrentan estos dos colosos.
En el juego, fue golpeado en la cara y de forma muy aparatosa, Jorge Alfaro, jugador refuerzo de los Tigres, por el pitcher aguilucho Gerson Garabito. Para algunos parciales del equipo azul el lanzamiento fue realizado con premeditación y alevosía; para otros y, me incluyo, esto fue sin ninguna intención.
Mas adelante en el encuentro, algo ocurrió que nos dejó estupefacto, fue la actitud beligerante de uno de los narradores del Licey, cuando aseveró que los jugadores de su equipo están siendo golpeados de manera intencional por los otros equipos de la liga, en especial por las Águilas Cibaeñas, luego incitó a la dirigencia liceísta a “TUMBAR” a jugadores aguiluchos.
Los que conocemos la forma chabacana con que, ese señor ejerce la crónica deportiva, no debería sorprendernos, pues a través del tiempo ha mantenido un estilo confrontativo, poco común y, a mi juicio carente de toda ética profesional. Pudiéramos citar varias situaciones en las que este personaje ha mostrado sus bajos instintos, pero no lo vamos a mencionar, al menos en este trabajo.
Desde sus inicios, en el beisbol han existido códigos no escritos. Por ejemplo: cuando un jugador de un equipo cualquiera es golpeado, si su equipo considera que fue de manera intencional, es muy probable que reaccione devolviendo el favor a otro jugador de su rival. Esto sucede a menudo y es visto como algo dentro de las reglas no escritas del juego.
En mis muchos años, más de 30 para ser más exacto, siguiendo beisbol jamás había visto una actitud tan ruin, irresponsable y abusiva por parte de ningún miembro de una cadena de transmisión de un equipo profesional. Esa actitud, en nada aporta al crecimiento y buena reputación del beisbol, debemos tener presente que este deporte es visto como una actividad que une a la familia.
Si tomamos como referencia que, en el pasado la liga dominicana de beisbol, LIDOM, ha sido severa con este tipo de posturas, entendemos que esta vez no será la excepción y, ésta actuará de acuerdo a como las circunstancias lo ameritan. La liga no puede permitir bajo ningún concepto que nada ni nadie empañe la reputación del mayor pasatiempo de los dominicanos.
No solo LIDOM está obligada a tomar cartas en este asunto, sino, también el sindicato de peloteros profesionales, FENAPEPRO, pues es a miembros de su gremio a los que ese inefable personaje está incitando a agredir. Me voy más lejos: hasta Tigres del Licey debería reprobar tan desafortunada actitud.
Las águilas por su parte, no deben caer en el error de aplicar para este caso, la tercera ley de Newton o principio de acción y reacción, la cual plantea que toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto.
Esperemos que los organismos competentes tomen las medidas pertinentes y que la sangre no llegue al río. El beisbol, la fanaticada y en especial los patrocinadores, merecen un torneo de calidad, donde las diferencias se resuelvan jugando, jamás agrediendo al rival.
