León XIV inicia su pontificado con un mensaje poderoso desde el corazón del Vaticano
“La paz sea con ustedes”. Así comenzó su primer saludo como pontífice el nuevo papa, León XIV. Palabras simples, pero profundamente simbólicas. Ante una Plaza de San Pedro repleta de banderas y corazones expectantes, el mundo católico dio la bienvenida a una nueva etapa de su historia.
Robert Francis Prevost, nacido en Chicago y con una trayectoria pastoral en Perú, fue elegido como el sucesor de Francisco. El humo blanco, ese antiguo símbolo de acuerdo, se alzó a las 18:07 del miércoles, marcando el inicio de un papado que promete acercar aún más a la Iglesia con el pueblo.
El nuevo papa no improvisó. Preparó un discurso escrito y lo leyó con voz firme pero emocionada. Su llamado fue claro: unidad, diálogo y una Iglesia sin puertas cerradas. “Construyamos puentes”, dijo. No habló para un solo grupo, habló para todos. Para los que creen, para los que dudan, para los que sufren.
Un papa de todos
León XIV es estadounidense, pero su espíritu es latinoamericano. La experiencia vivida en Perú marcó su vocación misionera. En su discurso, usó el español como lengua cercana. No fue un detalle menor. Fue una elección consciente, un puente más en su llamado a la inclusión.
Su elección ha sido bien recibida en todo el mundo. Líderes de gobiernos de todos los continentes han mostrado su respaldo. Desde Trump hasta Lula, desde Macron hasta Guterres, todos han coincidido en una palabra: esperanza.
El nuevo pontífice hereda un mundo dividido, golpeado por guerras, migraciones forzadas y crisis sociales. Pero también hereda una Iglesia que, bajo Francisco, comenzó a moverse. Ahora, León XIV tiene la tarea de continuar ese camino.
En su primer acto como papa, no alzó muros. Habló de amor. Habló de servir. Habló de caminar junto a todos. Y eso, en un mundo como el de hoy, ya es un poderoso milagro.