Francisco Bueno Zapata fue un nombre que muchos en la República Dominicana no reconocían. Sin embargo, su vida y su trágica muerte lo colocan entre las figuras más notables que surgieron de Las Manaclas. El 15 de diciembre de 1963, fue ejecutado por el Ejército Nacional tras ser capturado durante la guerrilla constitucionalista.
De acuerdo con Fidelio Despradel, sobreviviente de aquella gesta, Francisco fue hecho prisionero mientras cumplía una misión de contacto. Se convirtió en el primer guerrillero ejecutado en Las Manaclas, en un momento en que el grupo revolucionario se encontraba agotado, sin alimentos ni agua, y enfrentando severas dificultades físicas.
Nacido el 3 de diciembre de 1935, en Sabaneta, Francisco fue el mayor de siete hermanos, hijo de Bernardo Bueno y María Zapata. Creció formado en valores de trabajo, disciplina deportiva y un profundo amor por la patria. Fue pelotero amateur y levantador de pesas, un joven impulsado por una firme vocación de justicia social.
En su juventud compartió ideales con líderes locales como Napoleón Méndez Ramos, y juntos decidieron enfrentar la desigualdad y la pobreza que los rodeaban. Más adelante se integró al Movimiento 14 de Junio, encabezado por el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, con el propósito de restablecer el orden constitucional perdido tras el golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch.
El 13 de diciembre de 1963, fue capturado. Se negó a traicionar a sus compañeros. Soportó torturas, fue atado a un árbol y ejecutado con más de cuarenta disparos. Su silencio frente a la brutalidad se convirtió en su victoria moral.
Hoy, su memoria descansa en el cementerio municipal de Sabaneta, y su legado perdura como símbolo de dignidad, integridad y amor por el pueblo.

