Arcángel, reconocido como uno de los máximos exponentes del Reggaetón, ha lanzado críticas hacia su propio género en una reciente intervención en un podcast. A pesar de vivir de cantar Reggaetón, el artista expresó abiertamente su opinión sobre las limitaciones y la pobreza musical que, según él, caracterizan a este género.
Arcángel, cuyo nombre real es Austin Santos, no escatimó en palabras al describir el Reggaetón como «uno de los géneros musicalmente más pobres que existen en la historia». Esta afirmación contundente proviene de un músico que ha contribuido significativamente al crecimiento y la popularidad del Reggaetón, lo que añade un matiz intrigante a sus críticas.
En su análisis, Arcángel destacó que el Reggaetón, a diferencia de otros géneros musicales, no exige una comprensión profunda de la teoría musical. Más bien, lo simplificó al afirmar que en el Reggaetón solo necesitas «hablar una mie** bufada y moverte bien o vestirte cabr**» para destacar en este género.
El aspecto de la instrumentalización también fue objeto de crítica por parte de Arcángel. Señaló que el Reggaetón se caracteriza por ser mayormente sintético, generando ritmos sin depender de instrumentos reales. En contraste, defendió la autenticidad de la música tradicional que se toca para «sentir la vibra».
Arcángel subrayó que la creación de pistas en el Reggaetón se simplifica gracias a programas de edición como Fruity Loops, destacando que esta facilidad no se compara con la complejidad de la música tradicional.
Estas críticas de Arcángel no solo generan un debate sobre la percepción y la riqueza musical en el Reggaetón, sino que también plantean interrogantes sobre cómo los propios artistas perciben su contribución a un género que, a pesar de las críticas, continúa siendo una fuerza dominante en la escena musical global. La dualidad entre las críticas de Arcángel y su éxito en el Reggaetón presenta un fascinante dilema en la industria musical contemporánea.