La reciente renuncia de seis miembros del Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Dominicano (COD) es un reflejo evidente de las tensiones internas y las discrepancias de poder que afectan el funcionamiento de esta entidad crucial para el deporte dominicano.
Los dirigentes renunciantes, entre ellos José Manuel Ramos, Irina Pérez y Radhamés Tavárez, abandonaron sus roles de vicepresidentes y cotesorero, dejando al COD en un estado de inestabilidad justo cuando se acercan los Juegos Olímpicos de París.
Las diferencias de criterio y poder con el presidente Garibaldy Bautista, José Mera y Luis Chanlatte son el motor detrás de estas renuncias, una señal clara de la falta de consenso y armonía en la toma de decisiones dentro del organismo.
Resulta inaceptable que, en este crucial momento, cuando se debería estar concentrando todos los esfuerzos en la preparación de los atletas para representar al país en un evento internacional de gran envergadura, el COD se vea sumido en una crisis interna. A menos de siete meses de los Juegos Olímpicos, la prioridad debería ser la cohesión y la eficiencia en la gestión.
Esta situación también destaca la irresponsabilidad histórica de los gobiernos dominicanos, que han delegado en manos de federados la implementación de la política deportiva del país. La crisis actual es una consecuencia directa de esta falta de supervisión y gestión gubernamental en el ámbito deportivo.
Es fundamental que este episodio sirva como un punto de inflexión, una oportunidad para replantear y reestructurar el COD. La estabilidad y coherencia interna son esenciales para su buen funcionamiento, especialmente en un año olímpico.
Además, es crucial que el COD evite alienar a los empresarios que durante más de una década han invertido en el desarrollo del deporte de alto rendimiento en la República Dominicana. La colaboración entre el sector privado y el organismo deportivo nacional es esencial para impulsar el deporte local.
En resumen, lo que acontece en el COD es, sin lugar a dudas, una vergüenza para el deporte dominicano. Es hora de abordar estas problemáticas de manera seria y efectiva, priorizando el bienestar de los atletas y el prestigio del país en competiciones internacionales.
Con Información de Diario Libre