Colapso de Pacers en el tercer juego de las Finales del Este. Con una ventaja de 16 puntos y el partido en sus manos, Indiana vio cómo los Knicks de Nueva York les dieron vuelta al marcador, ganando 106-100 y recortando distancia en la serie (2-1).
La derrota dolió. Tyrese Haliburton, dos veces All-Star, no buscó excusas: “Sentí que nos estancamos un poco… Hice un mal trabajo manteniendo el ritmo en el último cuarto. Caminaba con el balón en cada jugada”, confesó.
Este lunes, menos de 24 horas después del colapso, los Pacers volvieron al trabajo. El martes por la noche, frente a su gente, se juegan mucho más que el cuarto juego: se juegan la confianza.
Nueva York resistió y aprovechó los errores
Karl-Anthony Towns, encendido en el último cuarto, anotó 20 de sus 24 puntos en los minutos finales. La defensa de los Knicks ajustó, limitando a Indiana a solo 42 puntos en toda la segunda mitad. Josh Hart y Mitchell Robinson, claves en el cierre, respondieron a los movimientos del técnico Tom Thibodeau.
Ambos equipos llegan golpeados físicamente: Towns y Hart tienen molestias en la rodilla. Aun así, Nueva York sueña con empatar la serie. Curiosamente, el equipo visitante ha ganado los tres primeros partidos de la serie.
Haliburton no solo cargará con la presión deportiva. Su padre estará en las gradas, por primera vez desde su expulsión en la ronda anterior. El martes, los Pacers necesitan más que talento. Necesitan carácter.