Marihuana menos peligrosa. Con esa definición, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves la firma de una orden ejecutiva que reclasifica la marihuana dentro de la política federal de drogas, marcando uno de los giros más relevantes en años sobre este tema.
La decisión traslada el cannabis de la Lista I a la Lista III de sustancias controladas. No implica legalización total ni aval al uso recreativo, pero abre la puerta a más investigación médica y a un trato regulatorio distinto por parte del Estado.
Cambio histórico, pero sin legalización
Hasta ahora, la marihuana estaba ubicada en la Lista I, junto a drogas como la heroína y el LSD, consideradas sin valor médico aceptado y con alto riesgo de abuso. Con la nueva clasificación, pasa a un grupo que reconoce usos médicos legítimos y menor potencial de daño.
Trump fue claro desde la Oficina Oval: la orden no legaliza la marihuana ni respalda su consumo recreativo. Insistió en su postura personal contra las drogas y recordó el mensaje que, según dijo, siempre dio a su familia: mantenerse alejados de ellas.
Impacto en ciencia, estados y economía
La reclasificación de la marihuana menos peligrosa busca reducir trabas para la investigación científica. Durante años, los estudios clínicos estuvieron limitados por los estrictos controles aplicados a las sustancias de la Lista I.
El cambio también podría tener efectos fiscales y comerciales para las empresas que operan legalmente en varios estados. Hoy, más de veinte estados permiten el uso recreativo en pequeñas cantidades, y decenas cuentan con programas de marihuana medicinal, aunque el marco federal sigue siendo fragmentado.
La orden instruye a la fiscal general Pam Bondi a acelerar el proceso regulatorio. Un intento similar fue impulsado por la administración de Joe Biden, pero quedó inconcluso antes del cambio de gobierno a inicios de 2025.

