“El ser humano puede progresar en dos sentidos: material y culturalmente. Según el primero de ellos modifica y aumenta su poder sobre la naturaleza. Es el desarrollo de la ciencia y la técnica, el mejoramiento de las condiciones de vida. Sin duda alguna, hay indudablemente un progreso entre la vida de las cavernas y la vida de los edificios modernos, donde puede regularizarse la temperatura ambiente y utilizar todas las ventajas y aplicaciones prácticas del agua, el gas, la electricidad. El progreso de la ciencia ha ayudado, indudablemente, a que las condiciones de vida sean menos duras, menos desfavorables al desarrollo del hombre”.
Ciertamente, al progreso exterior corresponde realmente otro interior, verdaderamente humano. La historia del siglo XX cuenta entre sus hechos más relevantes con una verdadera revolución científica y técnica y un excepcional florecimiento en el campo del pensamiento y el arte. A pesar de tan brillante horizonte, también ha estado marcada por una sucesión de conflictos: entre 1914 y 1945, la humanidad vivió el horror de dos terribles guerras mundiales que tuvieron como consecuencia una serie de graves crisis sociales y económicas y, sobre todo muy lamentables y muy dolorosas pérdidas de vidas humanas.
El espacio de tiempo comprendido entre las dos guerras fue de los más difíciles de la historia contemporánea Finalizada la Segunda Guerra Mundial, en el ámbito de la cooperación y las relaciones internacionales se alcanzaron metas importantes, no obstante, el expansionismo de los regímenes fascistas, las dictaduras y los totalitarismos, acabarían llevando al mundo a nuevos conflictos.
A mediados de la década de 1960 hubo protestas contra la guerra de Vietnam, en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, principalmente de los jóvenes, quienes también se solidarizaron con los movimientos de liberación del tercer mundo. La juventud pedía un cambio, contra las estructuras arcaicas y contra un mundo que les parecía determinado únicamente por intereses económicos beligerantes. Posteriormente, florece un espíritu renovador, que recorrió los cinco continentes.
En ese escenario, la hegemonía global se ha visto modificada con una nueva geopolítica: Estados Unidos, la Unión Soviética y China con sus países aliados protagonizan el mundo actual. Dos guerras terribles siguen desencadenadas y hechos muy dolorosos y lamentables se suceden día tras día. En vista del inmenso avance tecnológico, se aseguraba que el siglo XXI, sería el de la paz mundial absoluta en todos los rincones del planeta, un anhelo generalizado que se ha visto amenazado, como todos sabemos, por los conflictos en varios países de África y Medio- oriente, y ahora con una guerra irracional entre Rusia y Ucrania, israelíes y palestinos, pueblos hermanos. Ante la presente crisis, la humanidad clama por una solución pacífica. ¡Paz, democracia y libertad! para todos los pueblos del mundo!
Fuente: La Información.