“El hombre se eleva por la inteligencia, pero no es hombre más que por el corazón” Henry F. Amiel
Muchos de los dominicanos no olvidamos lo tradicional y cerrada que era la época de Semana Santa. Tanto así que era una “Semana Santa” de verdad y no una semana pagana.
Pero todo esto, es producto del progreso. La civilización. La pérdida de ocultismo, no de fe, por parte de los cristianos. Cuando a nuestra juventud les hacemos estos relatos, no pueden más que poner cara de extrañeza y fruncir el ceño y hasta causarles risas.
Recordamos que era “pecado” bañarse un Viernes Santo en un río si no era mediante un mutismo total, (no podías dirigirle la palabra a nadie) so pena de que te “convirtieras en pez”. Pena de la vida que se te ocurriera proponer o hacer el amor, pues tenía el riesgo de “quedarte unido para siempre a tu pareja” cual siameses.
En nuestros campos estaba terminantemente prohibido cortar leña, y los oficios caseros triviales eran dejados para después del “replique de Gloria”.
Las famosas “pelas” que se les daba a los muchachos no podían ser dada en Viernes Santo, pues era pecado, y si el travieso niño hacía otras travesuras, los foetazos, se iban acumulando como si fuera una cuenta bancaria, para recibirlos luego de que pasara la semana, por lo que el muchacho tenía que usar cebo profiláctico.
Lo cierto es, que después de los años sesenta, cuando se inicia el incremento del turismo, se da inicio a los Resorts, cuando el dominicano común y corriente tiene la oportunidad de viajar, comparar; es donde la Semana Santa, se convierte en tiempo de recreación más que de peregrinación. Además es una semana, que coincide con la fecha propia de temperaturas calurosas propicias para la recreación en los ríos, balnearios y playas y visitas a las montañas.
Tenemos que admitir que no vamos a volver a esos viejos tiempos. Nada ni nadie lo va a conseguir. Lo que sí nos obliga a que hagamos las prevenciones de lugar, tanto en nuestras vidas personales como en la colectividad. Debemos dar apoyo a las autoridades. A los socorristas, guardar la leyes de tránsito, saber escoger los lugares de menos peligro. Conducir con moderación. Cuidado con el alcohol. Si padeces de alguna patología de cuidado, eres diabético, epiléptico, hipertenso, embarazo en riesgo, así como a los niños, debes convertirte en tu propio guardián para que tus vacaciones sean fructíferas y sin traumas, para que tú y tu familia vuelvan sanos y salvos.
Pero si optas por quedarte en la ciudad, es el mejor momento para que dediques parte de ti, a esa fe que llevas dentro la que nunca puedes perder ya que el Todopoderoso nos da la vida, y fue tan generoso, que nos dió a su hijo Jesús para que se sacrificara por nosotros.
Recuerdas que todo lo que Dios desea para ti y los tuyos es que sigas siendo criatura de su universo y solo te pide: Prevención y Moderación.
El autor es médico, escritor y profesor universitario
Fuente: La Información.