Por Redacción Expresión Libre.
Caramba, ya es tiempo de asumir con responsabilidad y compromiso un tema que solo nos está aportando cada día más sangre y dolor a nuestras familias y a la sociedad.
Ya es tiempo. Hemos crecido como pueblo, eso lo entendemos, pero no nos conformemos con grandes edificios, más gente y vehículos si no nos educamos como ciudadanos y las autoridades no revisan su viejo esquema de trabajo y acción. De nada nos servirá ver un presente que nos prepara para un futuro sombrío.
Existen ideas de cómo trabajar los temas que mantienen a la ciudadanía en un estado constante de incertidumbre, donde reina la inseguridad.
La muerte reciente de Doña Carmen Rodríguez, una mujer querida por todos, debe llevarnos a una revisión profunda. Nos indica que tenemos que buscar, por todas las vías, las herramientas que permitan a los ciudadanos transitar por calles y avenidas sin miedo ni temor a perder la vida en un instante.
Un pueblo que crece sin planificación, que no prioriza los temas que le crean los males que hoy exhibe, de nada le vale mostrar grandes estructuras físicas, las mejores marcas de vehículos o la fama de recibir gran cantidad de remesas. No: el desarrollo al que se aspira no se logra por resoluciones ni decretos, se logra mediante trabajo sincero y entendimiento entre la autoridad y la sociedad.
Cuando desconocemos cuáles son nuestras prioridades, la improvisación y la complacencia se hacen cargo de las cosas supérfluas, insignificantes y sin importancia.
Ahí están los problemas del agua, tránsito, arte, cultura, creación de nuevos espacios públicos y el descuido total de lo poco que tenemos. Son temas que, al no trabajarse, nos han llevado a la ruina y a la sensación de que ya nos quedan pocas cosas como pueblo.
No nos conformemos con seguir viendo sangre y muertes en nuestras calles y avenidas. Eso no es señal de desarrollo; es la señal más viva de que falta planificación, integración y trabajo conjunto entre quienes dirigen y los dirigidos.
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