En el mundo del baloncesto profesional, Al Horford se destaca no solo por sus habilidades en la cancha, sino también por su conducta ejemplar fuera de ella. Como orgulloso representante de la República Dominicana, Horford se ha convertido en un símbolo de excelencia y deportividad.
A lo largo de su carrera, Horford ha demostrado una fuerte ética de trabajo y dedicación a su oficio. Su versatilidad como jugador, capaz de contribuir en varios aspectos del juego, le ha valido el respeto de fanáticos, compañeros de equipo y oponentes por igual. Más allá de sus habilidades atléticas, Horford es conocido por su carácter e integridad, cualidades que lo han hecho querido por muchos.
Fuera de la cancha, Horford ha participado en varios proyectos benéficos, utilizando su plataforma para tener un impacto positivo en la comunidad. Su compromiso de devolver y apoyar a quienes lo necesitan refleja sus valores y su compromiso de marcar la diferencia.
Como modelo a seguir, Horford establece un alto estándar para los jóvenes atletas, mostrándoles que el éxito no se trata solo de lo que logras en la cancha, sino también de cómo te comportas en la vida. Su viaje desde la República Dominicana hasta la cima del baloncesto profesional sirve de inspiración para muchos, destacando las posibilidades que existen con trabajo duro, determinación y una actitud positiva.
En conclusión, las contribuciones de Al Horford al baloncesto y a la sociedad en general lo convierten en un verdadero embajador de la República Dominicana. Su legado se extiende mucho más allá del juego, sirviendo como un testimonio del poder del deporte para unir, inspirar y elevar.
Horford representó a la República Dominicana en los años 2008, 2011 y 2012, acumulando 35 juegos con la selección nacional. Fue parte del equipo campeón del Centrobasket, la única vez que República Dominicana le ganó a Puerto Rico en el Choliseo.
En el 2012, República Dominicana se coronó campeón en el Centrobasket, evento que se llevó a cabo en el Coliseo José Miguel Agrelot, también conocido como el Choliseo, en Puerto Rico. El equipo dominicano venció a Puerto Rico en la final con un marcador de 80-72, logrando así el título de manera invicta.
En ese partido final, el capitán del equipo, Jack Michael Martínez, fue clave con 23 puntos y 11 rebotes. Por el lado de Puerto Rico, José Juan Barea destacó con 18 puntos y seis asistencias.
Este triunfo en el 2012 fue el tercero en la historia de República Dominicana en este tipo de eventos, habiendo ganado previamente en Panamá en 1977 y en Santo Domingo en 2004, ambas veces contra Puerto Rico.
El equipo dominicano estaba conformado por jugadores como Al Horford, Francisco García, Eulis Báez, Juan Coronado, entre otros. Además, este torneo fue importante porque marcó el debut de Karl Towns con la selección de mayores, quien luego sería el primer seleccionado en el draft de la NBA en 2015.