En mi familia materna también hay un caso, tengo una tía que se llama Perpetuo Socorro, nació el día de esa santa.
Por Jonathan De Oleo Ramos
Cuando escribo sobre estos temas, lo hago con la intensión de poner en valor el tópico del que hablo, analizar y compartir con quienes me leen, tomando en cuenta, que para mí es una pasión investigar, organizar y consultar fuentes sobre estas temáticas, que luego doy a conocer a un público actual, que no nació, ni vivió bajo estas costumbres y tradiciones, que han perdido vigencia en el tiempo, se van transformando, proceso que es normal en la cultura, esta no es estática, por eso cambia, por la necesidad del individuo y su entorno.
Estamos casi cerrando el año 2023, ya llegó diciembre, como dice el merengue tradicional de las navidades, el 2024 se acerca con el primer mes del año, que es enero. Es por eso que recordar algunas costumbres de nuestros abuelos, tíos y vecinos, que cuentan con edades acumuladas y que tuvieron la oportunidad que esta generación de las redes sociales no ha tenido, de vivir una época hermosa, llena de vivencias familiares y tradiciones pueblerinas que ya están en desuso o perdieron su vigencia en el tiempo.
Si hablamos de tradiciones, una de ellas, era la de tener en los hogares dominicano, el famoso y antiguo almanaque Bristol, documento de consulta ancestral para orientar y apoyar decisiones y procesos durante todo el año en el hogar.
Un documento muy nutrido
Este libro, que tampoco era encontrado en cualquier lugar, se adquiría desde el mes de diciembre, para que, al llegar enero ya se conociera sus novedades e informaciones de consulta popular, tales como: fechas para la siembra, la pesca, la cosecha, día de lluvias y sol, el estado de la marea para cada mes del año, los datos astronómicos (según el calendario lunar). Además de la información antes comentada traía relatos breves, chistes, anécdotas, cuentos, referencias históricas, fechas para para la mujer cortarse el cabello, y quizás la parte más usada para determinar el nombre que se ponía a las criaturas que nacían en esa fecha correspondiente, el llamado santoral o día de los santos y santas. También traía unos anuncios, como: de productos de tocador, jabón Reuter, agua de Kananga, agua de florida Murray & Lanman’s, loción capilar Tricófero de Barry y otros más.
Sobre el origen del almanaque
El almanaque Bristol fue instituido en el 1832 por el químico y farmaceuta Cyrenius Chapín Bristol, quien es el que aparece en la portada cada año del libro mamey, se creó con la finalidad de promocionar un jarabe tónico de «zarzaparilla» y divulgar consejos. Es una publicación de la empresa Lanman & Kemp-Barcalay & Co. Inc, de la ciudad de New Jersey de los Estados Unidos de América, con cerca de cinco millones de ejemplares que se distribuyen es Estados Unidos y países Latinoamérica, donde cada país tiene su cálculo especifico. Los datos de impresión son de la actualidad de acuerdo a una publicación de la periodista Patricia Sulbarán Lovera de la BBC New, del 26 de diciembre del año 2017.
El almanaque y la literatura
La revista Forbes, establece, que el almanaque es muy popular en el mundo, al punto de ser mencionado por varios escritores hispanoamericanos destacados, como parte de lo cotidiano o como referencia y fuente de consulta común de los personajes de novelas y cuentos, como es el caso de Gabriel García Márquez en las novelas «La hojarasca» y «El amor en los tiempos del cólera«, así como en sus memorias «Vivir para contarla». Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares también lo mencionan en su obra conjunta publicada con el seudónimo H. Bustos Domecq «Seis problemas para don Isidro Parodi» y lo mismo que Miguel Ángel Asturias en «Mulata de tal», así como el escritor salvadoreño Napoleón Rodríguez Ruiz lo menciona en su novela costumbrista «Jaraguá«.
El historiador y ensayista colombiano Germán Arciniegas señala: «El almanaque de Bristol tuvo en él una profunda influencia y dice: Mi curiosidad literaria, como casi todos los de mi generación, no nació de haber caído en mis manos ni Homero, ni Cervantes, ni Virgilio, sino el Almanaque Bristol».
Esas menciones del almanaque en las obras de grandes escritores como Gabriel García Márquez, es un reconocimiento a lo que ha significado este documento para los colombianos, siendo Colombia el país que más consume el libro, a nivel de Latinoamérica. Así lo establece un artículo publicado en el periódico colombiano «La Republica». La importancia es tal que, según un artículo de la BBC, Colombia es el principal comprador. Para la edición del año 2018, se imprimieron 1,5 millones de cuadernillos en español, de los cuales casi medio millón se envió a Colombia.
Los nombres del almanaque
En los hogares era casi una costumbre de nuestros abuelos, que, al nacer un niño o niña, se recurría al santoral del almanaque para ponerle al bebé el nombre del santo o de la santa que se celebraba el día del nacimiento; por ejemplo, si era mujer se le llamará Fredesbinda en honor a dicha santa, y si era hombre le llamaban Eurípides, en honor al santo, y así por el estilo.
En mi biblioteca cuento con varios ejemplares del almanaque de diferentes años, a modo de colección y uno del año 1968, que busqué para escribir este trabajo, hojeando un día cualquiera del mes de enero, salió el 29 y ese día el santoral católico dice, que es dedicado a San Aquilino y San Sulpicio.
Yo no quisiera imaginar un niño que naciera en la fecha para esa época y sus padres por seguir la tradición, lo declararon con ese nombre. Y sé que eso pudo pasar, y mucho, de hecho, tuve un compañero de trabajo que se llamaba Aquilino y en una ocasión como curioso al fin que soy, le pregunté por el origen de su nombre y me contesto: «del almanaque Bristol lo sacó mi padre y me declaró con ese nombre».
Nombres sobre todo nombres
En mi familia materna también hay un caso, tengo una tía que se llama Perpetuo Socorro, nació el día de esa santa, de acuerdo al almanaque en cuestión y como dicen los chicos de ahora por las redes: Adivinen, adivinen, fuaa; la declararon con el nombre tal cual, ya que esos abuelos nuestros no perdonaban a nadie y cumplían ese calendario al pie de la letra. A mi tía le decimos Soco en la familia.
Otros nombres conocidos sobre todo en los pueblos, que para esta generación son extraños, que algunos les llaman feos o raros, esos nombres que fueron puesto, de acuerdo a Bristol a los niños, y que en ocasiones no sabemos cómo se criaron, algunos de esos nombres que conocemos son: Urbicio, Simeón, Cacacciolo, Saturnina, Walabonso, Siro, Aresio, Críspulo, Eterio, Terencio, Agripina, Antelmo, Serapio, Euménides, Cunda, Teódulo, Engracia, Graciosa, Orígenes, Pacacio, Hermógenes, Clementina, Teodosia, Teolinda, Victorino, Anastasio, Teléfora, Protacio, Dorotea, Heliodoro, Honorio, Severiano y Apolinario, todos estos nombres pueden encontrarse en el almanaque, querido por algunos personas y odiados por otras, de los que sus nombres salió de ahí, puesto por sus padres con todo el amor del mundo y siguiendo la tradición.
Al parecer en las últimas décadas ya no se le consulta a Bristol, pues ahora en las zonas rurales y urbanas abundan los nombres provenientes de otros idiomas, de personajes de películas, series, novelas, artistas, famosos y obras. Ahora se combina el nombre del padre con el de la madre y hasta los abuelos, como es caso de mi hija Lorianna Jonaliz, una unión que hizo su madre de varios nombres. En la actualidad es muy frecuente escuchar nombres como: Johnny, Anthony, Charlotte, Lía, Tiffany, Cristal, Marilyn, Laura, Edwin y Cataleya, como llaman a la hija de Yailin y Anuel AA. Mientras que otros padres, prefieren seguir poniendo un primer y segundo nombre a sus hijos e hijas, como: José Antonio, María Manuela, Miguel Andrés, etc.
Colofón
Para concluir, quiero compartir con ustedes unos datos de una infografía que luego de un estudio publicó en sus redes el año pasado la Junta Central Electoral Dominicana, donde establece cuales fueron los nombres más comunes al momento en las actas de declaraciones de nacimientos expedidas por las oficialías del estado civil del país en el año 2022. Estos datos son: Nombres más comunes del año 2022: Masculinos: 1. Sebastián; 2. Alexander; 3. Emmanuel y Femeninos: 1. Abigail; 2. Charlotte; 3. Isabella.
Cada quien que haga su propia reflexión y se dará cuenta que, en materia de poner nombres a los niños y niñas, estamos cambiando y el famoso Almanaque Bristol con sus nombres, ya es historia, y por eso lo estamos poniendo en valor y recordando, para que los hijos y nietos sepan de donde vienen esos nombres tan bonitos de sus padres, abuelos, tíos, maestros, padrinos y vecinos.
Sabiendo que, todo eso que ha ocurrido es entendible y aquí lo hemos planteado, la cultura no es estática, se transforma por la necesidad del individuo y quienes nos dedicamos a investigarla, estudiarla y analizarla, no toca ponerla en valor. Busquen su almanaque con tiempo en los lugares de venta en el país, ahora también se puede comprar en la plataforma de Amazon y le llega a la puerta de su casa. Hasta la próxima semana queridos lectores kalungueros.
Fuente: Acento.com.do