El ataque de las bandas armadas a la principal cárcel del vecino país, dejando un saldo de unos diez muertos y varios miles de presos fugados, constituye un episodio más en la escalada de violencia que reina del otro lado de la frontera y que hace más urgente la intervención multinacional que prepara la ONU encabezada por Kenia e integrada por varios países.
Ese último ataque es un paso de avance en el proceso que busca derrocar al Gobierno del primer ministro Henry, proceso que pudiera culminar con una guerra civil, si antes no intervienen las Naciones Unidas. La gravedad de la situación amerita que la fuerza de intervención aterrice en Haití con la misión de pacificar la situación de violencia y restablecer el orden institucional en la vecina nación.
La gravedad de la crisis haitiana encierra para la nación dominicana, la imperiosa necesidad de reforzar el control de la frontera y fortalecer la línea de cooperación con las fuerzas multinacionales, pero sin la participación de las fuerzas militares en suelo haitiano, a manera de hacer menos cuestionable la colaboración dominicana con la vecina República de Haití.
El momento es de máxima atención sobre la evolución de los acontecimientos para evitar el paso por la frontera de los delincuentes prófugos de las cárceles haitianas y de los reductos de las bandas armadas, que son las que controlan el territorio de gran parte de Haití. Las FF. AA. deben evitar por todos los medios la entrada masiva de inmigrantes ilegales haitianos, para lo cual deben desplegar todos los recursos tecnológicos y de vigilancia de que puedan disponer.
Hay que esperar que las fuerzas interventoras comiencen a arribar al vecino país lo más rápido posible, para iniciar su misión de restablecer el orden, la paz y la tranquilidad en el vecino país. La República Dominicana podría ser la nación más perjudicada del estado de violencia que hoy reina en Haití.
Por esas razones a nuestro país no solo le ha de interesar la recuperación del orden en Haití, sino que está obligado a reorientar sus relaciones con Haití, así como todas las iniciativas que se han de impulsar para fortalecer las condiciones de vida y de intercambio en toda la zona fronteriza, donde se han de establecer polos de desarrollo y de intercambio comercial y de servicios bajo estricto control del trafico de personas, de mercaderías y de aduana, en beneficio de ambas naciones.
Esas acciones deberán implementarse, luego de pacificada la nación vecina por las fuerzas de intervención de la ONU.
¡Alerta, pues, con el real control de la frontera!
Fuente: La Información.