Hoy se cumple 64 años de la expedición 14 de Junio de 1959; gesta que dio inicio al fin de la tiranía trujillista.
En un día y en un año señalados, el 14 de junio de 1959, un grupo valiente llegó al país en una aeronave por Constanza durante la primavera, estación que muchos consideran la más agradable debido a su vigor y hermosura. Estos valientes sembraron la semilla que llevó a la caída de la tiranía trujillista.
Este día no es uno cualquiera en el calendario para aquellos que aman la libertad y la democracia, al igual que una semana después, cuando la expedición armada desembarcó en Maimón y Estero Hondo. Todos eran luchadores empapados de patriotismo y decididos a enfrentarse a las hordas del tirano Trujillo.
Aunque aquel movimiento fracasó en el plano militar y la mayoría de los expedicionarios fueron masacrados, su ejemplo de entrega y su ideal de dar sus vidas para acabar con la tiranía del dictador Trujillo siguen vigentes. Constituyen un modelo de sacrificio y amor a la patria para las futuras generaciones.
Aquella Raza Inmortal, formada por hombres que «Llegaron llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal, y con su noble sangre encendieron la llama augusta de la libertad», según la primera estrofa del himno compuesto en su memoria por Ángel Concepción, Leandro Guzmán y Vinicio Echavarría, con música del maestro Héctor Jiménez.
En la actualidad, la vida del pueblo dominicano se desenvuelve dentro de un marco de estado de derecho, aunque aún no se ha alcanzado la plenitud de la democracia que toda nación anhela y por la que los valientes de junio de 1959 prácticamente se sacrificaron.
Aun así, todavía persisten vestigios de ese pasado que ensalzan aquella época nefasta como si fuera un tiempo dorado. Por lo tanto, es reconfortante recordar que gracias al ejemplo de personas como los combatientes del 14 de junio, hemos aprendido a decir «no» a cualquier tipo de opresión y a intentos de socavar la libertad y la justicia social.
El anhelo es que esta gesta histórica mantenga su vigencia para que nuestro pueblo no pierda su memoria histórica y no se quede sin héroes ni mártires a quienes venerar.
Rendamos eterna gloria a Enrique Jiménez Moya y al resto de los expedicionarios del 14 de junio, raza inmortal de una epopeya que ocupa un lugar de honor en la historia de la patria.