La advertencia final pronunciada por el presidente Luis Abinader durante la septuagésima octava sesión ordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) sobre la crítica situación en Haití debería resonar como una llamada a la acción para la comunidad internacional. El presidente dominicano no solo destacó la urgencia de la situación, sino que también dejó claro que la estabilidad de Haití afecta a toda la región.
En el centro de la preocupación está la construcción unilateral e ilegal de un canal por parte de las autoridades haitianas, diseñado para desviar el río Masacre. Esta acción no solo es un atentado al medio ambiente, sino que también amenaza con desencadenar una serie de problemas, desde inundaciones hasta tensiones diplomáticas en la región fronteriza entre Haití y la República Dominicana.
El presidente Abinader recordó que su gobierno ha instado a Haití a detener esta construcción desde abril de 2021. Esta solicitud, respaldada por preocupaciones legítimas y ambientales, ha caído en oídos sordos. La debilidad institucional y la inseguridad en Haití han creado un entorno donde las autoridades haitianas parecen incapaces de actuar o de detener este proyecto de manera efectiva.
La crisis en Haití ya ha llevado a tensiones y animosidad a ambos lados de la frontera. Los dominicanos, con razón, se preocupan por la posible devastación ambiental y los efectos económicos negativos de esta construcción. Abinader expresó su solidaridad con el pueblo haitiano, pero también subrayó su responsabilidad principal de proteger los intereses de la República Dominicana.
La intervención del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiendo a la ONU que autorice una fuerza internacional para ayudar a Haití a combatir la creciente violencia de las pandillas, es un paso en la dirección correcta. Biden, al declarar que “el pueblo de Haití no puede esperar mucho más”, reconoce la urgencia de la situación. El respaldo del presidente Abinader a esta solicitud muestra la importancia de abordar de manera efectiva los desafíos que enfrenta Haití.
Esta crisis es un recordatorio de que los problemas de un país no se limitan a sus fronteras. La estabilidad en Haití es esencial para toda la región. La República Dominicana y Estados Unidos están demostrando su compromiso con un futuro más seguro y sostenible para Haití, pero esto requiere acción colectiva de la comunidad internacional. En este septuagésimo octavo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, todos debemos unirnos en un esfuerzo conjunto para forjar un camino hacia adelante para Haití y, por extensión, para toda la región. La solución no es exclusivamente dominicana ni estadounidense; es global y requiere un enfoque colectivo.
