ECO DESDE EL MONUMENTO

«No hay mal que dure cien años…»

Rafael A. Escotto.

El título de este nuevo trabajo ha dado motivo a interpretaciones diferentes, negativas y positivas, toda vez a que fue el expresidente licenciado Danilo Medina Sánchez quien recurrió a esta frase pronunciada al calor de un proceso de campaña electoral que habrá de definirse en 2024 y en el que la sociedad política dominicana presenta un vacío de liderazgo notorio y esta carencia provoca que estas elecciones sean más encendidas e inclementes.

Quienes intentan criticar esta expresión del expresidente Medina argumentan falsamente que detrás de la misma podría estar oculta una declaración de venganza política y los más aluden, con cierta certidumbre, que no hay nada pecaminoso, como pretenden hacer creer algunos para tratar de llevarle al ánimo de la población de que existe un tipo de revancha verdadera en la frase usada por Medina Sánchez, cuando en realidad no es así.

No tengo por qué defender al licenciado Danilo Medina, lo que trato de hacer con esta clase de trabajo es una especie de educación, más bien dirigida al pueblo para que aprenda a discernir entre lo falso y lo que es verdadero.

En el empleo de la locución «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante» no es posible que se pueda descubrir ninguna clase de amenaza de tipo vengativo para causar algún mal, por ejemplo, a los funcionarios del actual gobierno cuando dejen sus cargos.

Sería diferente si Danilo Medina, en vez de esta expresión hubiese recurrido al refrán «ojo por ojo y diente por diente», el cual implicaría una venganza cierta, o sea, infligirle al otro el mismo daño que el individuo recibió. No siendo así, entonces, no hay por qué preocuparse.

Sin pretender convertirme en abogado de la defensa del uso de la expresión «no hay mal que dure cien años…» debemos decir que lo único que podemos encontrar en el uso de esta perogrullada es una idea, o sea, que ninguna situación difícil o adversa puede perdurar indefinidamente.

Lo que hay detrás de esta ocurrencia del exmandatario y presidente del PLD es una «esperanza», al recordarnos que todas las personas tenemos un límite de resistencia. Lo que sucede es que durante los procesos electorales se tiende a magnificar los mensajes de campaña, como una forma de presión social retorciendo verdades y convirtiéndolas en mendacidades.

No creo que al usar el refranero «no hay mal que dure cien años…», sea lo mismo que si se hubiese recurrido a la frase utilizada por el escritor estadounidense George R. R. Martin en unas de sus obras: «Te heriré por esto. Todavía no sé cómo, pero dame tiempo. Sabrás que la deuda estará paga».

Con relación al refranero español objeto de análisis, la Biblia nos trae la siguiente reflexión: «Jamás volverán a morir los niñitos de pocos días de nacidos, ya no se tendrá por viejos a los hombres de cien años. ¡Únicamente los pecadores morirán a edad tan temprana!» En esta palabra de la Biblia tampoco hay venganza.

Sería importante que recapacitemos sobre lo que dice Isaías, el hijo de Amoz, sobre los que pecan. Uno se preguntaría ¿habrán pecado de conciencia sobre cuestiones morales en el momento que fueron gobierno el PLD, el PRD y ahora el PRM?

Dice la Biblia que ningún pecado es mayor que otro en un sentido eterno. Todo pecado nos separa de Dios y todo pecado necesita ser expiado. Por ejemplo, cuando el hoy presidente de la Fuerza del Pueblo (FP), Leonel Fernández, pactó con el PRM en 2021 negando a su viejo partido que lo llevó en tres ocasiones a ser presidente de la República eso se considera bíblicamente una traición, en razón a que el hecho produjo una vulneración de la confianza; es renegar de un compromiso de lealtad con el partido, con familiares y parientes del expresidente Medina Sánchez.

Recordamos en este trabajo un proverbio persa que protege de alguna desconsideración o abuso a una persona a la cual recurrió el expresidente Rafael Hipólita Mejía, refiriéndose en especial a Leonel Fernández, presidente saliente: «No lo tocaré ni con el pétalo de una rosa». Esta alusión hecha por Hipólito lo hizo para evitar que un gobernante sea sujeto de una violencia judicial o de otra naturaleza.

No hay pecado en decir que Leonel defraudó con su actuación en 2021 a la familia peledeísta, a sus amigos políticos dentro y fuera de ese partido, en razón a que muchos entienden que el hecho es verdaderamente cierto.

Dante Alighieri, en «La divina comedia», plantea que la «traición es el máximo pecado que se puede cometer y amerita la peor de las condenas, ser devorados por el mismo demonio, siendo Judas quien traicionó a Jesús de Nazaret».

Además, en el libro «Infierno», de Dante Alighieri, el noveno círculo más bajo del infierno está reservado para los traidores; a causa de una traición, la familia y funcionarios del gobierno que presidió Danilo Medina unos están presos sin haber sido condenados y otros están siendo perseguidos por la justicia, por causa de una falta de lealtad el propio expresidente Medina sufre hoy los peores tormentos de todos.

La traición es un pecado tan imperdonable que en la obra de William Shakespeare, «El rey Lear» (1600), una de sus principales tragedias, cuando el rey se entera de que su hija Regan le ha deshonrado públicamente, dice que la traición «es peor que asesinar».

No estamos defendiendo los posibles actos de corrupción cometidos o no por familiares, funcionarios y allegados cercanos al expresidente Medina, lo que estamos resaltando es que disidentes del PLD perjudicaron el capital político de ese partido.

Y el pueblo todavía se pregunta: ¿a cambio de qué se produjo esa traición? No se sabe aún si fue buscando alguna consideración de tipo judicial u otra ventaja política, como sería una segunda mayoría en el congreso de la República.

Regresando al tema principal de este artículo me resisto a pensar que cuando el expresidente Medina Sánchez acudió a la locución «no hay mal que dure cien años…» no lo hizo con el objeto de intimidar, puesto a que él, según ha dicho él mismo, ha vivido todos estos años bajo el poder de la intimidación y en ningún momento no se le ha oído utilizar palabras de venganza política.

Lo anterior me lleva a invocar una frase de Martin Luther King, a la cual recurrió el líder religioso estadounidense en una ocasión, porque la misma encajaría, en parte, en el caso objeto de análisis: «He vivido en medio de amenazas, intimidación, violencia física e incluso muerte y, sin embargo, nunca he huido de la situación».

Con este trabajo he querido solamente aclarar algunos juicios que se le tratan de endosar erróneamente al licenciado Danilo Medina retorciendo el verdadero fundamento de la expresión «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista», en la que no hay ni siquiera alusión de venganza política ni de otra naturaleza, en el caso que el PLD volviera al poder en 2024.

Este artículo fue inicialmente publicado en el periódico “La Información”

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