La República Dominicana rompió todos los récords en 2024, pero no precisamente en medallas olímpicas ni en avances tecnológicos. Esta vez, fue en el decomiso de 44 toneladas de drogas, una cifra histórica que deja a las películas de acción en pañales. Según la DNCD, esta hazaña fue posible gracias al esfuerzo de un verdadero «Dream Team» compuesto por las Fuerzas Armadas, la Policía, la Procuraduría y, por supuesto, «cooperación internacional».
Los números hablan:
De las 44 toneladas incautadas, 37.7 fueron de cocaína, el equivalente a mantener despierta a toda América Latina por un mes, y 6.3 de marihuana, suficiente para llenar el Tetelo Vargas en un concierto de reggae. También incluyeron crack, hachís, heroína, tusi, metanfetaminas y pastillas de éxtasis, porque en el menú del crimen no puede faltar variedad.
El golpe más grande fue la incautación de 9.8 toneladas de cocaína en el puerto de Caucedo el pasado diciembre. ¿Quién diría que ese sería el «Black Friday» del narcotráfico?
Grandes logros, grandes preguntas
El informe no solo destaca la cantidad de droga, sino también la incautación de 2,931 vehículos, 374 armas de fuego, 32 embarcaciones y hasta 2.2 millones de dólares. Al parecer, al narcotráfico no le falta presupuesto ni logística. Con semejantes números, uno se pregunta: ¿estamos decomisando o haciendo inventario?
Además, más de 49,000 personas fueron arrestadas, el 90% dominicanas. Aunque se valora la labor de las autoridades, la matemática nos deja pensando: ¿de verdad hay tanta gente en esto, o simplemente estamos pescando sardinas en vez de tiburones?
Una reflexión en tono ácido
La DNCD celebra estos decomisos como «logros históricos», pero quizás es momento de preguntarse si el problema no está en la eficiencia del narcotráfico más que en su combate. Con tanta droga entrando, confiscada y probablemente algunas «perdidas en el camino», pareciera que República Dominicana no solo es puente, sino autopista principal con carriles express para el negocio ilícito.
Por supuesto, se agradece el compromiso de las autoridades, pero mientras sigamos batiendo récords de decomiso, tal vez el verdadero reto sea evitar que el país siga siendo el «almacén preferido» del Caribe.
En fin, si de algo estamos seguros es que en esta carrera entre narcotraficantes y autoridades, el único ganador es el conteo de titulares.