Por Redacción Expresión Libre
DOÑA DULCE RODRÍGUEZ VALLE:
PAZ A SU ALMA
Su nombre fue siempre sinónimo de amabilidad, diplomacia y cortesía en el trato con los demás.
Varias generaciones crecieron en San José de las Matas acostumbradas a verla en la calle Mella. “Doña Dulce, la de Antonio Rodríguez”, como solíamos decir, destacaba por su fácil comunicación, su profundo sentido solidario y el amor sincero hacia todos, sin distinción de color ni riquezas. Cada persona recibía de ella finas atenciones y el cariño puro que inspiraba su nombre, el cual honró siempre con las más nobles virtudes que adornan a los seres humanos privilegiados.
Doña Dulce se nos va. Otras vecinas de la calle Mella partieron antes: Gisela, Doña Teresa, Rita, la Negra de Mento, Doña Tatica, Ana Hilda y tantas más con quienes el trato fue prácticamente familiar.
Expreso mis más sentidas condolencias a sus hijos, quienes hoy, agradecidos y orgullosos de su madre, deben aceptar los designios de la vida: Doña Paula Rodríguez, Toñito, Loly, Gloria, así como a la memoria de sus hijos ya fallecidos.
Doña Dulce, váyase con el deber cumplido en su paso por esta vida terrenal. Usted fue ejemplo de MUJER, MADRE y ESPOSA; de VECINA buena y solidaria; de ABUELA amorosa y MILITANTE fiel de su Iglesia.
Paz eterna a su alma.