Padre Manuel Segura denuncia abandono y da ultimátum por el acueducto
San José de las Matas. — Agua potable. Dos palabras que deberían significar vida digna, salud, esperanza. Pero en Sajoma y Jánico, son sinónimo de espera eterna, de promesas rotas y de frustración colectiva.
El Padre Manuel Segura, párroco de San José de las Matas, volvió a levantar su voz. Esta vez con más fuerza que nunca. En su mensaje del pasado domingo, denunció que estas comunidades, rodeadas de ríos y montañas, siguen padeciendo por la falta de un derecho humano básico.
“Los únicos pueblos que no tienen agua en la zona de la sierra son San José de las Matas y Jánico”, sentenció el sacerdote con tono firme.
La crítica fue directa contra las autoridades, especialmente Coraasan, a la que rebautizó como “Coracobro”, por cobrar sin garantizar el servicio. “El hospital ha durado un mes sin agua. Eso es inaceptable”, dijo con clara indignación.
Un pueblo dividido y una promesa que se agota
Pero no todo es culpa de afuera. El Padre Segura también hizo un llamado hacia adentro: “San José de las Matas es un pueblo desunido. Cada quien tiene su propio interés. Y así no se avanza”.
Con el hartazgo al límite, el sacerdote anunció que si en junio no se concreta la licitación del acueducto prometido, él mismo irá a hablar con Andrés Cueto, director de Coraasan. “Si ustedes no van, iré yo solo”, advirtió.
Este no es solo un reclamo. Es un grito de dignidad. De una comunidad que ha esperado demasiado y que merece lo básico: agua potable en sus hogares.