Esta semana, el decano de la prensa dominicana, el Listín Diario, alzó la voz para defender algo que nos pertenece a todos: el derecho a estar informados. Con 135 años de historia a sus espaldas, el periódico denunció un intento de censura digital que busca apagar una de sus publicaciones más delicadas: una nota sobre el caso de corrupción conocido como Medusa.
La presión vino de parte de Network Solutions, una empresa de Estados Unidos que da servicio de alojamiento web. ¿Qué pidieron? Que el medio elimine en menos de 48 horas un artículo donde se menciona que Lisandro Macarrulla hijoaceptó los cargos en su contra. ¿Y si no lo hacen? Amenazan con bloquear todo el acceso a su plataforma digital. Así, sin más.
Cuando la verdad incomoda…
No es la primera vez que una verdad molesta, pero sí es preocupante que una firma extranjera intente decidir qué puede o no decir la prensa dominicana. El Listín Diario respondió con claridad y firmeza: no cederán.
“La censura no cabe en una democracia”, se lee en su comunicado. Y tienen razón. Este acto no solo amenaza al periódico, también nos amenaza a todos. Porque si hoy logran silenciar una noticia, mañana podrían silenciar muchas más.
El silencio no es una opción
Detrás de los servidores, las amenazas legales y los comunicados, hay algo más grande en juego: el derecho a saber. El derecho a leer, preguntar, exigir. La censura digital no solo apaga un texto; apaga la memoria, el debate, la conciencia colectiva.
En tiempos donde la verdad corre el riesgo de ser borrada, defender la prensa libre no es un acto de valentía, es una necesidad.