En una sofisticada operación de inteligencia, miles de pagers y walkie-talkies distribuidos en Líbano explotaron, sembrando el caos y dejando decenas de muertos y miles de heridos. Según un artículo publicado por The New York Times, Israel habría sido el responsable detrás de esta operación, que involucró la activación remota de explosivos ocultos en estos dispositivos utilizados por Hezbollah.
Los primeros pagers comenzaron a sonar el martes por la tarde, cerca de las 3:30 PM, en diversas zonas del Líbano, emitiendo alertas que parecían provenir de los líderes de Hezbollah. Pero en lugar de ser simples mensajes, los dispositivos detonaron, provocando explosiones que dejaron una estela de destrucción. En cuestión de segundos, hombres fueron arrojados de sus motocicletas y compradores se desplomaron en el suelo, heridos por las detonaciones, según testigos presenciales y grabaciones de video. La operación causó la muerte de al menos 12 personas y más de 2,700 heridos en el primer día.
El miércoles, otra oleada de explosiones ocurrió cuando walkie-talkies, distribuidos de manera similar, también comenzaron a detonar misteriosamente. A lo largo de dos días, se registraron al menos 20 muertes adicionales y cientos de heridos. Aunque algunos de los afectados pertenecían a Hezbollah, muchas de las víctimas fueron civiles, incluidos cuatro niños, lo que incrementó el sufrimiento de la población libanesa.
Una operación meticulosa y de largo plazo
De acuerdo con 12 funcionarios de defensa e inteligencia entrevistados por The New York Times, quienes hablaron bajo condición de anonimato, Israel habría estado detrás de esta operación, que fue descrita como «compleja y de larga duración». La estrategia involucró la colocación de pequeñas cargas explosivas en los dispositivos de comunicación utilizados por Hezbollah y otros actores en Líbano, lo que permitió a Israel controlar a distancia el momento exacto para detonar los aparatos.
La preparación para esta operación comenzó en el verano de 2022, cuando Hezbollah restringió el uso de teléfonos móviles debido a temores de que Israel pudiera estar hackeando sus comunicaciones. Los líderes del grupo prohibieron los móviles en reuniones clave y ordenaron que se usaran pagers y walkie-talkies para comunicaciones sensibles. Estos dispositivos, considerados más seguros por Hezbollah, fueron infiltrados por Israel, que los equipó con pequeñas cargas explosivas.
Funcionarios de inteligencia citados por el Times afirmaron que Hezbollah había adoptado los pagers como una medida defensiva, creyendo que serían más difíciles de hackear que los teléfonos móviles. Sin embargo, para Israel, estos aparatos se convirtieron en un «botón» que podían presionar cuando lo consideraran necesario.
La ejecución del plan
La activación de los explosivos se dio en medio de crecientes tensiones entre Israel y Hezbollah, particularmente después del estallido del conflicto en la Franja de Gaza. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había señalado en un discurso que haría «lo necesario» para que los más de 70,000 israelíes desplazados por los combates con Hezbollah pudieran regresar a sus hogares, sugiriendo un cambio drástico en la estrategia de seguridad en la región.
El martes, la orden de activar los pagers fue dada. Los dispositivos comenzaron a sonar en varias ciudades libanesas, con un mensaje en árabe que parecía provenir de altos mandos de Hezbollah. Segundos después, los explosivos detonaron, provocando el caos.
Con tantos heridos, las ambulancias luchaban por llegar a los afectados, y los hospitales pronto quedaron desbordados. Hezbollah reconoció que al menos ocho de sus combatientes habían muerto en las explosiones, pero también había víctimas civiles. En el pueblo de Saraain, una niña de nueve años llamada Fatima Abdullah murió cuando el busca de su padre explotó en sus manos.
Al día siguiente, en un funeral multitudinario por las víctimas de las explosiones en Beirut, estalló otro dispositivo, lo que provocó una estampida de pánico. Los asistentes, aterrorizados, corrían por las calles, temiendo que sus teléfonos móviles o los de otros presentes pudieran explotar en cualquier momento.
Un nuevo tipo de guerra
Para muchos libaneses, las explosiones de los pagers y walkie-talkies marcaron una aterradora nueva realidad: los dispositivos de comunicación más comunes podían convertirse en armas de muerte. La confianza en las herramientas tecnológicas se derrumbó, y la población comenzó a desconfiar de sus propios aparatos. En medio del caos, se escuchaban gritos como «¡Apaga el teléfono!» o «¡Saca la batería!», mientras las personas temían más detonaciones.
Israel no ha confirmado ni negado oficialmente su participación en esta operación, pero las fuentes entrevistadas por The New York Times la describen como una operación exitosa desde el punto de vista militar, aunque con grandes costos humanos. Este ataque no solo debilitó temporalmente a Hezbollah, sino que también dejó una huella psicológica en la población libanesa, quienes ahora viven con el miedo constante de que cualquier dispositivo en sus manos pueda explotar.
Este episodio marca una escalada en las tácticas de guerra no convencionales empleadas por Israel y plantea serias cuestiones éticas sobre el uso de tecnología para atacar a los enemigos, especialmente cuando estas acciones afectan a civiles inocentes.