Tras el colapso del régimen de Bashar al-Assad, Estados Unidos ha anunciado su disposición a trabajar con un nuevo gobierno sirio, siempre y cuando este se comprometa a proteger los derechos de las mujeres, minorías y renuncie al terrorismo. En un comunicado emitido el martes, el secretario de Estado, Antony Blinken, delineó los requisitos para este respaldo, subrayando la necesidad de destruir arsenales de armas químicas y asegurar una transición pacífica en el país devastado por la guerra.
Compromisos clave
Blinken destacó que el nuevo liderazgo sirio debe garantizar:
- El respeto pleno de los derechos humanos, con especial atención a las mujeres y las minorías.
- La eliminación de las armas químicas y biológicas almacenadas en Siria.
- El bloqueo del terrorismo dentro y fuera de las fronteras sirias.
- La distribución equitativa de ayuda humanitaria sin restricciones políticas o militares.
“Los sirios deben decidir su propio futuro, y la comunidad internacional debe apoyar un proceso inclusivo y transparente sin interferencias externas”, afirmó Blinken.
Un cambio inesperado en el panorama político
El régimen de Assad colapsó durante el fin de semana debido a una ofensiva fulminante liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo rebelde clasificado como organización terrorista por Estados Unidos desde 2012. Sin embargo, Washington ha dejado la puerta abierta para reevaluar esta designación si HTS adopta medidas concretas para distanciarse de sus actividades pasadas.
¿Colaboración con antiguos enemigos?
El Departamento de Estado aseguró que, aunque la designación de HTS como organización terrorista sigue vigente, las leyes permiten «comunicaciones legales» entre funcionarios estadounidenses y miembros de dicho grupo si ello beneficia los intereses estratégicos de EE. UU.
“El diálogo con organizaciones como HTS no está excluido si con ello podemos promover la estabilidad en Siria y reducir el riesgo de amenazas globales”, señaló el portavoz del Departamento, Matthew Miller.
Un futuro incierto
Aunque las declaraciones de EE. UU. reflejan un enfoque pragmático, el camino hacia una transición estable en Siria es incierto. La comunidad internacional estará observando de cerca cómo se desarrolla este proceso y qué papel jugarán actores clave, tanto internos como externos, en la reconstrucción de un país marcado por más de una década de conflicto.