Un impuesto que golpea el corazón de muchas familias
Lo que para algunos es un número en un papel, para otros es vida. El impuesto a remesas que se discute ahora en el Congreso de Estados Unidos no es un tema cualquiera. Podría afectar a millones de personas que mes tras mes envían dinero a sus familias en América Latina.
Ese dinero no es lujo. Es comida, medicina, estudios, esperanza. Por eso, más de 25 congresistas, encabezados por Adriano Espaillat, alzaron la voz para frenar la propuesta del expresidente Donald Trump, que plantea un 5 % de impuesto a cada envío al extranjero.
“No es justo castigar el sacrificio”
“Es un ataque directo a las familias inmigrantes”, dijo Espaillat, con tono firme, pero sentido. Para él, aplicar un impuesto a remesas es castigar el esfuerzo de quienes trabajan duro y ayudan a los suyos desde lejos.
Solo en países como República Dominicana, El Salvador, Honduras y Haití, las remesas representan hasta el 30 % de su economía. Y desde EE. UU., se envían más de 93 mil millones de dólares al año. Dinero que, en muchos casos, mantiene hogares en pie.
“Fiscalizar esas ayudas –que sirven para comida, techo y escuela– es moralmente indefendible”, aseguró el congresista de origen dominicano. “Va contra los valores de este país y abre una puerta peligrosa”.
Desde el Caucus Hispano del Congreso (CHC), los legisladores pidieron a la Cámara de Representantes que saque esa propuesta del plan fiscal. Porque, al final, no se trata de política. Se trata de gente.