Omayra Sánchez, una joven colombiana, se vio atrapada en la devastación causada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985. En medio de la avalancha de lodo y escombros que arrasó la ciudad de Armero, donde residía Omayra, su situación se convirtió en un desgarrador símbolo de la tragedia.
Después de que la avalancha sepultara su hogar, Omayra quedó atrapada entre el agua y los escombros durante varios días. A pesar de los valientes esfuerzos de los equipos de rescate por liberarla, la falta de herramientas adecuadas y las condiciones extremas hicieron que su rescate fuera imposible.
La situación de Omayra se tornó aún más angustiosa al quedar su pierna izquierda atrapada bajo una viga, sin posibilidad de ser liberada sin el equipo de rescate necesario. Mientras permanecía atrapada, sufrió graves heridas, incluyendo gangrena en su pierna, y soportó el frío del agua y la contaminación del lodo.
Los medios de comunicación cubrieron ampliamente la tragedia de Omayra, capturando imágenes de su agonía. Estas impactantes fotos conmovieron a personas en todo el mundo y generaron debates sobre la respuesta del gobierno colombiano y la comunidad internacional ante el desastre.
Tristemente, después de días de lucha y dolor, Omayra falleció el 16 de noviembre de 1985 debido a una infección generalizada y la deshidratación. Su historia se ha convertido en un símbolo doloroso de la negligencia y la falta de preparación ante catástrofes naturales. La memoria de Omayra sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y una respuesta efectiva en situaciones de emergencia.