Desde el inicio de su segundo mandato, Donald Trump ha impulsado una serie de medidas que buscan concentrar el poder en la presidencia, debilitando las agencias gubernamentales y desafiando los límites constitucionales. Sin embargo, los tribunales federales han respondido con múltiples fallos en su contra, frenando algunas de sus iniciativas más radicales.
El rol clave del poder judicial
Trump, quien en su discurso ante el Congreso aseguró que “no hemos hecho más que empezar”, enfrenta una creciente oposición legal a sus órdenes ejecutivas. Con el Congreso bajo el control republicano y un liderazgo que ha evitado ejercer su función de contrapeso, la resistencia se ha trasladado a los tribunales y las calles.
Uno de los sectores más afectados por los recortes de Trump ha sido la investigación médica. En febrero, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) anunciaron una reducción del 15% en los fondos destinados a gastos indirectos en universidades, afectando costos esenciales como infraestructura y administración. La medida generó indignación en la comunidad científica y fue bloqueada por una jueza federal en Massachusetts, quien advirtió del “riesgo para la vida humana si se interrumpen investigaciones y ensayos clínicos”.
La Corte Suprema sorprende a Trump
Aunque Trump ha designado a tres de los jueces conservadores de la Corte Suprema, el alto tribunal le propinó un revés en un caso crucial: la suspensión de la ayuda internacional. El gobierno intentó congelar fondos destinados a la lucha contra el VIH y otras enfermedades, alegando una revisión de prioridades. Sin embargo, la Corte falló en su contra por cinco votos a cuatro, obligándolo a liberar 2.000 millones de dólares para programas de salud global.
El impacto de este intento de recorte fue documentado en un memorando interno filtrado al New York Times, donde se advertía de graves consecuencias: un aumento del 30% en la tuberculosis, miles de nuevos casos de ébola y poliomielitis, y la posible interrupción del tratamiento de VIH para millones de personas en África.
El futuro de la resistencia
Estos son solo dos de los más de 105 litigios en curso contra las políticas de Trump. Paralelamente, movimientos sociales y sindicatos han intensificado sus esfuerzos para proteger derechos laborales, inmigrantes y de comunidades vulnerables. Mientras el presidente insiste en expandir su poder, el sistema judicial sigue siendo un muro de contención clave en la defensa de la democracia estadounidense.


