La administración de Donald Trump está lista para implementar una orden ejecutiva que podría limitar significativamente el desarrollo de parques eólicos marinos, lo que supondría un duro golpe para los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Massachusetts, que han apostado por la energía limpia para cumplir con sus objetivos climáticos.
Un giro en la política energética
El congresista republicano de Nueva Jersey, Jefferson Van Drew, quien ha colaborado con Trump en la redacción de esta orden ejecutiva, aseguró que los proyectos eólicos marinos son perjudiciales para las comunidades costeras y nunca debieron ser aprobados.
“La agenda verde imprudente de la administración Biden puso la política por encima de las personas, y eso termina ahora”, declaró Van Drew. También afirmó que esta medida es «solo el comienzo» y prometió luchar “con uñas y dientes” para detener el avance de los parques eólicos.
La postura de Trump y sus aliados ha tenido un efecto inmediato. TotalEnergies SE, un gigante energético francés, anunció la suspensión de sus planes para construir parques eólicos cerca de la costa de Nueva York y Nueva Jersey tras los resultados electorales de noviembre.
Impacto en los proyectos actuales
Actualmente, existen tres proyectos de parques eólicos en desarrollo frente a la costa de Long Island:
- South Fork Wind, ubicado a 35 millas al este de Montauk.
- Sunrise Wind, en construcción.
- Empire Wind 1, aún en etapa de planificación.
El director de investigación del Empire Center for Public Policy, Ken Girardin, advirtió que estos proyectos podrían costar “decenas de miles de millones de dólares” a los contribuyentes de Nueva York, trasladando los costos a las facturas de electricidad. Según estimaciones de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Energético del Estado de Nueva York, el impacto sería de un incremento promedio del 2% en las facturas residenciales, lo que equivale a aproximadamente $2.09 mensuales por hogar.
Críticas y subsidios en debate
Los detractores de los parques eólicos, incluidos grupos como el Competitive Enterprise Institute, cuestionan la efectividad y el costo de esta tecnología, argumentando que su intermitencia limita su fiabilidad. Entre 2016 y 2022, Estados Unidos destinó $18,700 millones de dólares a subsidios para la energía eólica, una cifra que los críticos consideran excesiva.
Sin embargo, defensores de la energía renovable apuntan a la hipocresía en estas críticas, señalando que los combustibles fósiles también reciben importantes subsidios fiscales. Un estudio de New York Focus encontró que entre 2010 y 2022, las agencias estatales otorgaron más de $1,100 millones de dólares en exenciones fiscales a proyectos de combustibles fósiles.
Un futuro incierto para la energía limpia
La orden ejecutiva de Trump promete reconfigurar el panorama energético del país y representa un desafío directo a los compromisos climáticos de estados como Nueva York y Nueva Jersey. Mientras algunos celebran esta medida como un alivio para las comunidades costeras, otros la ven como un paso atrás en la transición hacia una economía sostenible.
La tensión entre las prioridades económicas y ambientales parece estar en el centro de esta controversia, que tendrá repercusiones no solo en la región, sino en el enfoque nacional hacia el cambio climático y la energía renovable.
Con Información de Diario La Prensa NY