El presidente Donald Trump ha iniciado una controvertida reestructuración del Departamento de Justicia (DOJ), removiendo a al menos 15 fiscales y funcionarios experimentados de sus cargos en áreas clave. Según reportes de The Washington Post, los cambios incluyen el traslado de un abogado de contrainteligencia de alto rango, quien desempeñó un papel crucial en el registro de la residencia de Trump en Mar-a-Lago para recuperar documentos clasificados, a una nueva oficina enfocada en el cumplimiento de la ley en las llamadas «Ciudades Santuario».
Una purga estratégica
Los críticos consideran que estos movimientos son un esfuerzo deliberado por parte de Trump para convertir al Departamento de Justicia en una herramienta política que pueda usar contra sus oponentes. Las divisiones de Criminal y Seguridad Nacional, encargadas de casos sensibles y de alta relevancia, han sido las más afectadas por los cambios. Estos incluyen la reubicación de funcionarios de carrera con años de experiencia en la lucha contra el terrorismo y la contrainteligencia.
Más despidos en la primera jornada completa
Los cambios en el Departamento de Justicia se produjeron durante el primer día completo de Trump en la Casa Blanca, en el que también despidió a la comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos, la almirante Linda Fagan. Fagan, quien en 2022 hizo historia al convertirse en la primera mujer en liderar una rama de las fuerzas armadas estadounidenses, fue destituida después de que la administración ordenara la licencia administrativa de los empleados involucrados en programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés).
Asimismo, Trump cesó a los jefes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), consolidando su postura contra iniciativas progresistas dentro del gobierno.
Reacciones y advertencias
Los movimientos han generado preocupación entre legisladores demócratas y organizaciones de derechos civiles, quienes advierten sobre el peligro de usar el aparato estatal para fines políticos. “Esta purga no es solo un ataque a los funcionarios que hacen cumplir la ley, sino una advertencia para aquellos que no sigan su línea”, afirmó un portavoz del Comité Judicial del Senado.
Por su parte, la Casa Blanca ha defendido las decisiones como parte de una estrategia para «garantizar la lealtad y eficiencia en las instituciones federales». Sin embargo, analistas políticos señalan que estas acciones podrían socavar la independencia del Departamento de Justicia y abrir la puerta a un uso indebido del poder ejecutivo.
Un precedente inquietante
La destitución de funcionarios clave y la reasignación de expertos en seguridad nacional plantean preguntas sobre la dirección que tomará la administración Trump en los próximos meses. En un país que depende de la separación de poderes y la neutralidad de las instituciones gubernamentales, estas acciones representan un desafío a los principios fundamentales de la democracia estadounidense.