El anuncio del presidente Luis Abinader y del ministro de Deportes, Kelvin Cruz, sobre la inversión de RD$2,000 millones en 25 polideportivos marca un antes y un después para el deporte dominicano. Obras como la nueva Arena de La Vega, el Polideportivo Fernando Teruel y la modernización del Centro Olímpico buscan impulsar el talento juvenil y fortalecer la infraestructura en todo el país.
Saludamos esta medida, que demuestra que el deporte y la actividad física son prioridades. Pero detrás del brillo de los grandes complejos, existen comunidades que esperan ser incluidas y beneficiadas de manera real y tangible.
Sajoma y los pueblos olvidados
San José de las Matas, es uno de esos pueblos que sigue soñando con un polideportivo digno. El Polideportivo de Sajoma está en pésimas condiciones y necesita de urgente intervención. Sus jóvenes requieren espacios adecuados para entrenar y crecer. Esta inversión histórica no debe limitarse a las ciudades grandes o a los centros urbanos; debe llegar también a las comunidades alejadas de los reflectores.
No se trata solo de deporte, sino de justicia territorial. Los pueblos y municipios serranos aportan con su trabajo, sus impuestos y su voto, y merecen ver cómo parte de eso se traduce en obras y servicios. Que la inversión en polideportivos sea un ejemplo de equidad y desarrollo inclusivo, y que Sajoma y otras localidades similares no tengan que esperar cuatro años para sentir que su país también piensa en ellos.
Mientras celebramos estadios y arenas modernas, el llamado es claro: es urgente que el Polideportivo de Sajoma sea intervenido y que las futuras obras alcancen a los rincones más olvidados. Los pueblos pequeños también importan.