Los Dodgers en crisis. Esa es la realidad. El equipo campeón defensor parece haber perdido su esencia justo cuando más la necesita. Han caído 6-1 en el Juego 5 de la Serie Mundial ante unos Azulejos encendidos, que ahora dominan la serie 3-2 y regresan a casa con la oportunidad de sellar el título el viernes en Toronto.
En los últimos tres juegos, los Dodgers apenas han bateado de 20-2 con corredores en posición de anotar. Una estadística que retrata perfectamente su naufragio ofensivo.
Blake Snell intentó recomponer su salida tras los jonrones consecutivos de Davis Schneider y Vladimir Guerrero Jr. en el arranque del partido, pero su esfuerzo se quedó corto. Completó seis entradas, permitió siete hits y cinco carreras, antes de que Toronto lo castigara de nuevo en una séptima entrada que se desmoronó por completo.
A los errores defensivos se sumaron los lanzamientos desviados y las bases por bolas. Teóscar Hernández midió mal un elevado que se convirtió en triple y en carrera. El bullpen volvió a flaquear. Y el mánager Dave Roberts no escondió su frustración: “Regalamos demasiadas bases. No jugamos limpio”.
Un ataque sin alma
Desde la octava entrada del maratónico Juego 3, los Dodgers apenas han anotado cuatro carreras en 29 episodios. Su promedio colectivo en la Serie Mundial cae a .201, reflejando una ofensiva que se apagó en el peor momento.
El cuadrangular solitario de Enrique “Kike” Hernández fue el único destello en una noche gris. Cambios en la alineación, rotaciones de bateadores y ajustes estratégicos no han dado resultado. El conjunto luce sin energía, sin sincronía y sin ese espíritu que los llevó al título en 2024.
Toronto, en cambio, parece inspirado. Todo les sale bien. Y mientras los Azulejos sueñan con levantar el trofeo, los Dodgers en crisis intentan aferrarse a una última esperanza. Yoshinobu Yamamoto subirá al montículo este viernes, buscando extender una serie que, a estas alturas, parece escaparse entre sus dedos.

