La noticia explotó como dinamita: Clase arrestado en el Aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva York. Este arresto inesperado rompe el mundo del béisbol, conmocionando a los aficionados y dando un vuelco a la carrera del pitcher dominicano.
Un arresto que estremece el béisbol.
Justamente cuando su colega Luis Ortiz se declaró inocente ante la justicia federal, agentes federales apresaron a Emmanuel Clase al bajar de un vuelo desde República Dominicana.
Sin tiempo pa’ respirar. Nada de explicaciones, simplemente: Clase tras las rejas, obligado a responder ante las autoridades por su presunto involucramiento en un tinglado de apuestas trucadas.
La fiscalía afirma que Clase no “arreglaba” el marcador, pero sí hacía movidas particulares en el montículo —intencionales, cambios en la velocidad— ayudando a las apuestas secretas. Los fiscales alegan que estos actos habrían generado más de $460,000 dólares de ganancias para apostadores en Dominicana.
La investigación que lo consume.
La denuncia revela pagos de $5,000 y $7,000 dólares por lanzamientos trucados en junio de 2023, y hasta detalla un encuentro en abril contra Boston, donde Clase supuestamente conversó por teléfono con un apostador, justo antes de empezar a lanzar.
El asunto no es trivial. Tampoco sencillo, ni mucho menos temporal.
Si los encuentran culpables de todo, tanto Clase como Ortiz podrían recibir hasta 65 años en la cárcel.
En este instante el béisbol se despierta bajo una espesa sombra que cuesta mucho obviar. Y, en el epicentro de la tormenta, la imagen que inunda los encabezados es única: Clase arrestado y frente a la justicia federal.

