Lincoln López
El título “mal escrito” de esta entrega corresponde a los primeros versos del Himno antes de clases, letras del poeta y educador santiaguero Ramón Emilio Jiménez (1886-1970) y música del sacerdote y maestro santiaguero Manuel de Js. González (1861-1948) y se solía cantar en las escuelas: “A la clase que ya es hora…”
Valgan esos versos como una muestra cultural en ocasión de comenzar el año escolar, tradicionalmente fijado por las autoridades para el mes de agosto o septiembre, para destacar y denunciar lo principal: la alarmante cantidad de estudiantes de diferentes universidades a los que he impartido docencia, y por tanto, corregí sus manuscritos individuales, y hoy, continúan presentando mayores deficiencias ortográficas, incluyendo aquellos por encima de la curva del quinto semestre.
Fíjese usted, ese título compuesto de siete palabras es solamente un ejemplo. En la realidad, cuando estructuran algún ejercicio los resultados son parecidos; un porcentaje muy alto de los textos manuscritos corregidos, están mal escritos, naturalmente exceptuando los estudiantes mejor formados. Insisto, constituyen la excepción.
Tratando de buscar una base general para sustentar mi experiencia, consulté a un especialista de alta calificación y desempeño en distintas áreas educativas: el Dr. Radhamés Mejía. Egresado de universidades de Río de Janeiro y Estados Unidos de Norteamérica, y, ha sido, vicerrector y profesor Emérito de la PUCMM. En su estudio sobre “Los resultados de las Pruebas Nacionales 2025”, expresa:
“Los resultados de las Pruebas Nacionales 2025 son una muestra dolorosa de esta situación. El análisis de esos datos revela que la mayoría de los estudiantes promovidos apenas alcanza niveles básicos en las competencias fundamentales. En el sector público, solo un 43% en Español, 34% en Matemáticas, 36% en Ciencias Sociales y un 42% en Ciencias Naturales lograron ubicarse en los niveles III y IV, considerados satisfactorios. En el sector privado los porcentajes son algo más altos, pero siguen siendo preocupantes: 60% en Español, 51% en Matemáticas, 54% en Ciencias Sociales y 60% en Ciencias Naturales”.
Ahora bien, si en ese párrafo transcrito el Dr. Mejía afirma que la “situación es dolorosa”, entonces, el segundo es más preocupante: “lo más grave es que, a pesar de este dominio tan bajo, los estudiantes son promovidos, lo que envía un mensaje equívoco al propio alumno, a su familia y a la sociedad: que avanzar en el sistema educativo no depende de aprender realmente, sino de cumplir con el trámite de la promoción”…
No se trata de alarmar a nadie. Es la realidad. La sociedad dominicana está “GRAVE” debido a causales multifactoriales en la Educación.
¡Tenemos que actuar! La cuestión es cuándo y con quiénes.