En su editorial de esta semana, el semanario Camino alza la voz con un mensaje necesario: en este Día de las Madres, más que flores o regalos, lo que nuestras madres necesitan es gratitud y una verdadera cultura de paz.
Ser madre hoy no es fácil. En un mundo donde muchos han perdido el rumbo y los valores se desdibujan, ser madre se ha convertido en un acto de resistencia, entrega y fe. Las madres de hoy enfrentan obstáculos inmensos, pero aun así, siguen siendo el alma del hogar, el sostén que no se quiebra.
«Nuestras madres son raíz y soporte del hogar. Ellas vencen todas las limitaciones que se les presentan. Son valientes, y heroínas de la vida», afirma el editorial.
Madres que luchan, madres que sanan
Camino también alza su voz por aquellas madres que enfrentan duras realidades: las que no pueden comprar un medicamento para un hijo enfermo, las que en silencio envejecen antes de tiempo por el peso del dolor y la pobreza. Madres que se consumen como una vela encendida, dando luz mientras se apagan.
El editorial nos recuerda que muchas viven en condiciones injustas. Algunas, víctimas de violencia en sus propios hogares, han perdido la vida dejando atrás hijos huérfanos y corazones rotos.
Por eso, este domingo —y todos los días— debemos trabajar por una sociedad más justa, donde las madres puedan vivir sin miedo, sin hambre y sin dolor.
El llamado es claro: sembrar una cultura de paz. Donde el respeto, el diálogo y la empatía sean tierra fértil para que crezcan comunidades sanas y madres felices.
Nunca las olvidemos. Nunca las dejemos solas. Porque nadie como una madre nos da consuelo, calma el dolor y disipa los miedos.