El muro que República Dominicana construye a lo largo de su frontera con Haití tiene su punto final en la provincia de Pedernales, donde cada día cientos de haitianos cruzan para trabajar, comerciar y acceder a bienes y servicios. A pesar de las estrictas medidas de seguridad y el constante patrullaje militar, el flujo de trabajadores haitianos es constante, en especial en la construcción de complejos hoteleros en una zona que aspira a convertirse en un referente del turismo internacional.
Tres años de construcción y una frontera reforzada
Desde que se inició la construcción del muro en 2021, la verja se ha convertido en parte del paisaje de la isla La Española. Con una frontera de cerca de 400 kilómetros que divide ambos países, el muro es solo una de las estrategias del Gobierno dominicano para contener los efectos de la crisis humanitaria y la violencia extrema que afecta a Haití.
Pedernales, en la parte sur de la isla, ha visto un refuerzo del control militar en el paso fronterizo con Anse-à-Pitres, el municipio haitiano colindante. A diario, militares dominicanos patrullan la zona y supervisan el flujo de personas que cruzan la frontera de manera regulada.
Trabajo y comercio en la frontera
El paso fronterizo de Pedernales no registra el mismo volumen de tránsito que Dajabón, al norte, pero sigue siendo un punto clave de intercambio económico. Muchos haitianos cruzan cada día en busca de empleo, sobre todo en la construcción de hoteles. Al finalizar la jornada laboral, regresan a Haití en autobuses amarillos, en un ciclo que se repite diariamente.
Otros trabajan en sectores informales, como Wilson, un mototaxista de 35 años que prefiere trabajar en territorio dominicano porque “se gana más dinero”. En un día, afirma, puede llegar a obtener 1,000 pesos dominicanos, una cifra inalcanzable en Haití, el país más pobre de América.
Juan Mario, un guía haitiano de 65 años, también destaca la diferencia económica entre ambos países. Aunque describe Anse-à-Pitres como una zona tranquila y sin pandillas, reconoce que la falta de empleo obliga a muchas personas a buscar oportunidades al otro lado de la frontera. Para él, la construcción del muro no ha cambiado la dinámica diaria: “La República Dominicana solo está protegiendo su territorio”.
Una inversión millonaria en seguridad fronteriza
El presidente dominicano, Luis Abinader, informó en su última rendición de cuentas que el Gobierno ha destinado 1,944 millones de pesos a la construcción del muro, una obra que forma parte de un plan más amplio de control migratorio.
Desde octubre de 2023, el Gobierno ha intensificado las deportaciones de migrantes en situación irregular. Según la Dirección General de Migración (DGM), más de 151,000 personas han sido repatriadas a Haití en los últimos meses, y solo en marzo de 2024 casi 13,000 haitianos fueron deportados.
Estas medidas han sido criticadas por organizaciones internacionales, que alertan sobre la grave crisis humanitaria en Haití. En lo que va de 2024, más de 5,600 personas han muerto a causa de la violencia en el país vecino, lo que agrava aún más la situación de quienes son devueltos.
Pedernales: turismo y un futuro incierto
A pesar del endurecimiento de las políticas migratorias, la vida sigue en la frontera. En Pedernales, una de las provincias más pobres de República Dominicana, la esperanza de desarrollo está puesta en el turismo. Con inversiones en infraestructuras hoteleras y mejoras en la conectividad, se espera que esta región se convierta en un destino clave para visitantes internacionales.
El muro y las restricciones migratorias forman parte de una estrategia de seguridad nacional, pero el día a día en la frontera sigue marcado por la necesidad de empleo y comercio. En este equilibrio frágil, Pedernales avanza entre la vigilancia militar y la aspiración de un futuro económico más próspero.
Con Información de Agencia EFE