La DNCD y Aduanas acaban de marcar un hito: ¡9.5 toneladas de cocaína incautadas en el puerto multimodal Caucedo! Este cargamento, valorado en unos 250 millones de dólares (o, como nos gusta decirlo, 15,000 millones de pesos dominicanos), viajaba desde Guatemala rumbo a Bélgica. Un logro digno de aplausos… y también de preguntas incómodas.
Hace apenas un mes se incautaron 2.2 toneladas, pero ahora, ¡bingo! Un golpe “contundente” al narcotráfico, aunque, claro, no parece que estos “negocios” tengan planes de retirarse del país. Por el contrario, el narcotráfico sigue mostrando su terquedad al usar nuestra isla como trampolín para sus operaciones internacionales.
¿Reflexión o celebración?
Es cierto que la DNCD tiene motivos para celebrar. Pero mientras descorchan el champán, quizás sea hora de pensar: ¿cómo lograron estas 9.5 toneladas llegar hasta aquí? ¿Y qué tal los 10 empleados del puerto detenidos, que probablemente tienen más pistas que las propias incautaciones?
Además, el modus operandi sigue igual de versátil: cuando no es por puertos, la mercancía flota en lanchas rápidas que recorren las costas dominicanas como si fueran en un paseo dominical.
El eterno juego del gato y el ratón
Mientras tanto, el narcotráfico parece decir: “Sigan confiscando, que nosotros seguimos intentando”. Porque, seamos honestos, mover toneladas de droga no es un golpe de suerte; es una empresa bien organizada con conexiones en varios niveles.
Así que sí, este es un logro histórico, pero también un recordatorio de que el verdadero desafío no está solo en confiscar drogas, sino en desmantelar la maquinaria que lo permite. ¿Serán estos 9.5 toneladas un final feliz o simplemente otro capítulo en esta historia repetitiva? Solo el tiempo y el próximo cargamento nos lo dirán.