Un hijo de San José de las Matas que ha marcado la diferencia salvando vidas y haciendo historia en la música
El nombre de Raymundo Tavares retumbó fuerte la madrugada del 8 de abril, cuando se convirtió en uno de los primeros en llegar a la colapsada discoteca Jet Set tras una llamada de emergencia. Pero para quienes conocen su historia, no fue sorpresa: Juan Raymundo Tavares Sánchez ha dedicado 25 años como bombero voluntario en el Distrito Nacional, sin dejar de lado su pasión por la música, con la que ha alcanzado un premio Grammy Latino.
A sus 51 años, este matense de raíces humildes ha sabido combinar con gallardía dos mundos opuestos: el caos de las emergencias y la armonía del sonido. Como coronel y actual comandante del Departamento de Rescate del Distrito Nacional, y líder de la Unidad Hurón —especializada en estructuras colapsadas—, Tavares estaba listo cuando llegó el aviso: “En el chat solo apareció la dirección, no sabíamos que era la Jet Set. Pero ya sabíamos que la primera unidad pedía refuerzos urgentes”.
Cuando el deber llama, no hay hora ni lugar
La alerta lo sorprendió despierto, como muchas otras noches, trabajando en su estudio de grabación. Esa doble vida que lleva —como bombero y como ingeniero de sonido— lo ha hecho un ser humano único. “Llegué entre la 1:10 y la 1:15 de la madrugada. Ya había ambulancias, bomberos y mucha confusión”, relató.
Entre el humo, las luces y los escombros, Juanchy Tavares reconoció un rostro familiar: Eliezer Pérez, hermano del legendario cantante Rubby Pérez. Fue Eliezer quien le indicó dónde podía estar su hermano atrapado. La experiencia técnica y la templanza de Tavares fueron clave para coordinar acciones y buscar posibles sobrevivientes.
Entre la música y la emergencia
A pesar de su labor como rescatista, Tavares también ha brillado en los escenarios. Su nombre figura entre los pocos serranos que pueden presumir un Grammy Latino, gracias a su impecable mezcla en 11 de los 12 temas del álbum “Sin Desperdicio” de Johnny Ventura, una joya del merengue.
Serrano de corazón, artista de vocación y héroe por convicción, Raymundo demuestra que la pasión por servir no tiene límites. Su historia es testimonio de entrega, talento y coraje, un verdadero ejemplo de vida para las futuras generaciones.
Este artículo se redactó con información del periódico Diario Libre