La Iglesia Católica de la República Dominicana ha respaldado el mensaje de la Conferencia Episcopal de Haití, que hace hincapié en el sufrimiento que padece el pueblo haitiano debido a lo que atribuyen a una “violencia indiscriminada de grupos armados, la falta de ética, la indiferencia de los líderes políticos y la indecisión de la comunidad internacional”.
En su edición más reciente de “Camino”, el medio de comunicación oficial de la Iglesia Católica en la República Dominicana, se destaca que la Conferencia Episcopal de Haití ha enviado un mensaje de esperanza a este país vecino, que ha estado lidiando con una situación de violencia atroz durante años.
El comunicado de los Obispos haitianos revela sin rodeos la cruda realidad que enfrenta Haití, afirmando: “Vivimos con amargura y dolor el sufrimiento de nuestro pueblo, causado por la violencia indiscriminada de grupos armados. La falta de ética y la indiferencia de los líderes políticos, junto con la indecisión de la comunidad internacional, resuenan en nuestros oídos y en nuestros corazones como pastores”.
Ante la evidencia de tantos actos de violencia que impiden la búsqueda de justicia en el país, los Obispos instan a no quedarse en la inacción, especialmente cuando la población se ve atrapada en la implacable violencia de las pandillas y sus cómplices, además del silencio cómplice del Gobierno.
En medio de tanto sufrimiento y desesperación, los Obispos creen que es posible transformar estos conflictos deshumanizantes en oportunidades para un nuevo comienzo. Afirman: “Hacemos un llamado claro al mundo para detener este genocidio. Exigimos que aquellos en el poder tomen medidas concretas y enérgicas para lograr una reconciliación genuina en la historia de Haití”.
Con total franqueza, la Iglesia Católica destaca la necesidad de que las autoridades y otros sectores de la sociedad pongan fin a su complicidad y respaldo a los grupos armados.
En este sentido, subrayan que ha llegado el momento de que la comunidad internacional deje de lado las palabras y comience a contribuir activamente a la búsqueda de la paz en esta nación hermana. Este es el único camino que evitará que sus ciudadanos se vean obligados a emigrar desesperadamente en busca de una vida digna en otros lugares del mundo.
