En las calles de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, entre la concurrida Arzobispo Meriño y la entrada de la majestuosa Catedral Primada de América, se encuentra una capilla exterior que guarda una imagen especial. Este espacio, cercano a la calle Monseñor Nouel, alberga a una Virgen de la Altagracia diferente: una representación joven y con rasgos criollos que ha capturado la atención y la devoción de quienes la visitan.
Esta obra, de 24 x 24 pulgadas, fue realizada por el artista dominicano Dustin Muñoz en 2022, en el marco del cierre del Año Jubilar de la coronación de la Virgen. La Virgen de la Altagracia, considerada la madre protectora del pueblo dominicano, ha sido venerada por siglos como la primera advocación mariana en América. Sin embargo, la representación de Muñoz ofrece una perspectiva fresca: un rostro adolescente y sereno, lleno de simbolismo que conecta la historia, la tradición y la fe.
El proceso creativo de la joven Virgen
Dustin Muñoz describe su trabajo como un acto de inspiración divina. “Soy sencillamente un instrumento, utilizado para sacar una imagen de algo que está más allá del artista como tal”, comenta. El resultado fue el rostro de una Virgen adolescente, de entre 12 y 15 años, con rasgos propios de la cultura criolla. Aunque no tuvo una musa específica, Muñoz se basó en la tradición de la época, que sitúa a María como una joven madre cuando dio a luz a Jesús.
La obra está cargada de elementos simbólicos: la Virgen está coronada con ramas de naranjo, cuyas espinas evocan la corona de Cristo. A su alrededor, las 12 estrellas del Apocalipsis y un lucero que alude a la estrella de Belén. A diferencia de las imágenes tradicionales, el Niño Jesús no se encuentra en un pesebre, sino sobre una cruz, rodeado de paja, como un adelanto del sacrificio que marcaría su destino.
Una devoción con raíces profundas
La devoción a la Virgen de la Altagracia tiene una historia rica y profunda en la República Dominicana. Según una tradición popular, la Virgen apareció por primera vez en Higüey, cuando un hombre llevó un cuadro de la Virgen a su hija tras recibirlo de un anciano desconocido. Desde entonces, la Virgen ha sido venerada como símbolo de protección y fe, y su imagen ha inspirado milagros y leyendas en la isla.
El investigador Alcides Díaz, en su libro Nuestra Señora de la Gracia, primera advocación mariana de América, sostiene que esta devoción nació directamente en la isla, sin influencia externa. Además, la obra de la Virgen también ha sido relacionada con los colores de la bandera dominicana, aunque Díaz aclara que su simbolismo tiene otro significado: el azul por su asunción al cielo, el rojo por su humanidad, y el blanco por la pureza de haber dado a luz al Salvador.
Celebraciones en su honor
El pueblo dominicano honra a la Virgen de la Altagracia cada 21 de enero, una fecha establecida para conmemorar el regreso triunfal de los higüeyanos tras la Batalla de la Limonade. Antes de esto, la festividad se celebraba el 15 de agosto, coincidiendo con la Asunción de María. Hoy, la Basílica de Higüey es el principal santuario en su honor y un lugar de peregrinación para miles de fieles.
Un legado de fe y arte
La imagen juvenil de la Virgen de la Altagracia, creada por Dustin Muñoz, no solo es un homenaje a la tradición y la historia dominicana, sino también un recordatorio de la fe que ha unido al pueblo a lo largo de los siglos. En palabras del artista, “no es solo una obra de arte, es un refugio espiritual para quienes buscan esperanza y consuelo”.
Así, esta Virgen joven y serena continúa inspirando a generaciones de dominicanos, reafirmando su lugar como protectora y madre espiritual de Quisqueya.
Con Información de Listín Diario