Una noche inolvidable para Nueva York. Contra todo pronóstico, los Knicks demostraron que están listos para algo grande.
La noche en que nadie se rindió
Los Knicks superan Celtics. Sí, así como suena. Después de perder los cuatro juegos de temporada regular ante Boston, y estando 20 puntos abajo en el tercer cuarto, Nueva York sacó el corazón, la garra y el coraje de quienes se niegan a morir.
Jalen Brunson y OG Anunoby se encargaron de encender la chispa. Ambos sumaron 29 puntos, liderando una ofensiva que fue de menos a más, pero que nunca se desenfocó. Karl Anthony-Towns no brilló con la ofensiva, pero su doble-doble de 14 puntos y 13 rebotes fue el sostén silencioso en los momentos más tensos.
Y cuando todo parecía irse a un segundo tiempo extra, apareció Mikal Bridges. El robo sobre Jaylen Brown, a falta de un segundo, fue el final perfecto para una obra épica.
Boston, desorientado y errático
Del otro lado, los Celtics lucieron como una sombra de sí mismos. Jayson Tatum y Brown anotaron 23 cada uno, pero el equipo falló un récord de 45 triples. Eso les costó el juego. El regreso de Jrue Holiday trajo algo de equilibrio, pero Porzingis solo jugó 13 minutos y su ausencia pesó demasiado. Derrick White luchó con 19 puntos y 11 rebotes, pero no fue suficiente.
Nueva York ahora toma la delantera en la serie y manda un mensaje claro: este equipo ya no vive del pasado. El Garden se ilusiona, y con razón.
