Una señal que incomoda
La reciente suspensión de la compra de pitos por parte de la Digesett volvió a poner sobre la mesa un tema que incomoda: el uso de los fondos públicos. La Dirección General de Compras y Contrataciones (DGCP) frenó el proceso porque no cumplía con estudios previos. Puede parecer un simple detalle técnico, pero es mucho más.
En lo que va de este año, ya van tres casos sonados en diferentes instituciones: primero el Inabie, luego el SeNaSa, ahora la Digesett. Tres instituciones distintas, con un denominador común: procedimientos cuestionados en el manejo del dinero de todos.
Más que un pito
La pregunta no es si los pitos son necesarios para los agentes de tránsito. La pregunta es otra: ¿por qué una y otra vez se tropieza con la misma piedra? ¿Por qué cuesta tanto aplicar normas elementales de transparencia en el uso de fondos públicos?
La DGCP ha actuado con firmeza. Y está bien que lo haga. Pero cada suspensión, cada observación, nos recuerda que la confianza de la gente se gana con hechos, no con discursos. No se trata de presumir mala fe, pero los errores repetidos abren la puerta a sospechas que nadie quiere escuchar.
La transparencia ya no es un lujo ni un gesto de buena voluntad. Es una obligación. Los fondos públicos no admiten silencio administrativo ni justificaciones a medias.
Bien por Compras y Contrataciones. Mal por Digesett, Inabie y SeNaSa.