En un giro predecible pero igual de contundente, Donald Trump ha vuelto a la carga. Con la firma de un nuevo memorando presidencial, el mandatario republicano retoma oficialmente su política de máxima presión sobre Cuba, endureciendo aún más las medidas que aplicó durante su primer mandato.
El anuncio, realizado este lunes desde la Casa Blanca, marca el regreso de un enfoque que ya había tensionado las relaciones con la isla entre 2017 y 2021. Y aunque nunca se levantó por completo el embargo comercial impuesto hace más de seis décadas, Trump ahora busca cerrarle aún más el cerco al gobierno cubano, apuntando directamente a su estructura económica y militar.
Nuevas reglas, mismas intenciones
El nuevo documento firmado por Trump prohíbe toda transacción financiera, directa o indirecta, con empresas vinculadas a las fuerzas armadas cubanas, como el poderoso conglomerado GAESA. Este grupo, que controla desde hoteles hasta almacenes portuarios y redes de tiendas en divisas, es considerado por Washington como uno de los pilares financieros del régimen.
También se restablecen restricciones al turismo estadounidense a la isla —aunque ya estaba limitado—, exigiendo ahora auditorías periódicas y un registro detallado de cada viaje.
“El objetivo es claro”, afirmó un portavoz de la Casa Blanca: “acabar con los mecanismos que enriquecen a las élites militares a costa del pueblo cubano”.
Una isla sitiada
Mientras tanto, desde La Habana, el canciller Bruno Rodríguez condenó las nuevas medidas como una “conducta criminal” y una violación de los derechos humanos del pueblo cubano. Cuba, que atraviesa una de sus peores crisis económicas en décadas, ve con alarma la reinstauración de esta política de máxima presión.
Aunque Trump ha dicho que apoya al pueblo cubano mediante el acceso a internet y el impulso de un sector privado independiente, los efectos inmediatos recaerán —como siempre— en la población más vulnerable.
La decisión también borra de un plumazo el intento de deshielo que había impulsado Joe Biden, quien retiró a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo y suavizó ciertas medidas de viaje y remesas.
Ahora, Trump no solo mantiene a Cuba en esa lista, sino que además extiende las restricciones migratorias a sus ciudadanos.